Politica e Ideas

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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Saturday, December 31, 2011

EL AÑO EN EL QUE VIVIREMOS EN PELIGRO

No se necesitan las predicciones de los mayas para poder anticipar que el 2012 será un año complicado, en Chile y el mundo. Basta simplemente con comprender que las cosas que ocurren son parte de procesos de larga extensión para que todo indique que, a partir de lo que sucede en estos días, los mismos procesos ya existentes parecen ir encaminados al terreno de las dificultades.

En lo político, tenemos en gran parte de los países gobiernos que no están siendo capaces de comprender las dinámicas sociales y creen que la gente acatará las órdenes de “apretarse el cinturón” bajo el argumento del mal menor y que aceptará que sus expectativas no podrán ser satisfechas en un “por ahora” que tiende a hacerse indefinido en el tiempo. Eso no es realista, sencillamente.

Este estado de tensión implica necesariamente que las personas expresarán su malestar y que, en la medida, que sus protestas no sean atendidas con el respeto y la urgencia que merecen, estas acciones se podrán conducir tanto dentro como fuera de los cauces de la institucionalidad democrática.

En Chile ya sabemos por lo menos que los estudiantes continuarán con sus movilizaciones y que, en la medida que ellos salgan a la calle, otros grupos se animarán a hacer lo mismo. Suponer que la interrupción creada por las vacaciones será permanente es ilusorio. Hay demasiados resquemores y desconfianzas acumuladas, y lo mismo sucede en el ámbito laboral, previsional, la salud, la vivienda y todos los aspectos en los que el sistema económico no ha ofrecido soluciones acordes a la dignidad de las personas.

La posibilidad de que el sistema político pueda dar salidas civilizadas a los conflictos es algo que ha venido siendo puesto en duda desde que se comenzó a cuestionar el modelo de la democracia representativa, y aunque en Chile se ha dado por fin un gran paso hacia el perfeccionamiento de la democracia con el establecimiento de la inscripción automática en los registros electorales y el voto voluntario, existen serias dudas respecto de que aún se esté a tiempo para que esta medida tenga efectos positivos en la participación política de la ciudadanía.

Si en lugar de concretarse una mayor concurrencia a las urnas, si los partidos y los independientes no son capaces de satisfacer la demanda popular por dirigentes acordes a las necesidades, el nuevo sistema electoral sólo dejará en evidencia la magnitud de la crisis y la falta de respaldo político a las nuevas autoridades para proponer nuevas alternativas.

Pero no todo es tan malo porque aún queda lo importante, lo que le da vida al planeta: Los seres humanos. Por último, queda eso de que las crisis son oportunidades de crecimiento.

Sunday, December 18, 2011

Los Amigos

Es curioso lo que le ocurre al Gobierno del Presidente Piñera: Cuando fue electo, se le enrostraba que, por su condición de millonario, tendría una administración más favorable a los empresarios porque eran sus amigos, pero ahora resulta que el mismo empresariado se está empezando a preocupar por lo que consideran una política de hostigamiento.

¿Qué sucede? Simplemente que el Gobierno decidió hacer uso de sus facultades reguladores con una decisión que no tuvieron los gobiernos de la Concertación, y eso no es malo a menos que lo que se pretenda es aprovechar las debilidades de la economía social de mercado para sacar provechos indebidos. En este episodio el protagonista es Pablo Longueira

Resulta claro que hay dos intenciones tras este súbito interés por regular la economía. Por un lado, está el propósito de validar al mercado, ya que es un hecho objetivo de que carece de una serie de atributos que pueden llevar a que la gente rechace un sistema que castiga a los más pobres y es mejor entonces limitar las ganancias para mantener el negocio. El segundo objetivo es eliminar la imagen de un gobierno amigo de los empresarios para recuperar algo de la confianza ciudadana. Si se trata de mantener el poder para la Derecha, nuevamente se esperaría una actitud comprensiva del empresariado, descontando que quienes no hacen trampas no deberían temer represalias. El cálculo político es impecable.

Al mismo tiempo, el Gobierno se ha abierto otro flanco de controversia con una institución como el Poder Judicial, de la que no se puede decir que esté alineada con la oposición. En este caso, el protagonista es Rodrigo Hinzpeter.

Aquí nuevamente se trata de mostrar ante la gente que la autoridad está tan interesada en velar por el bien superior que es la seguridad ciudadana, pero la maniobra se ha enfrentado con una férrea defensa de magistrados y fiscales de sus propias atribuciones y ha develado una grave falta de muñeca política por parte del Ministro del Interior.

En el caso de los empresarios se puede decir de ellos lo que se quiera porque no forman parte del Estado, por muy relevantes que sean, y de todos modos seguirán siendo amigos de la Derecha por conveniencia y por coincidencia ideológica, pero cuestionar al Ministerio Público y al Poder Judicial implica forzar la interpretación de las normas jurídicas con un propósito político, y en eso el Gobierno se coloca casi en la misma posición que los regimenes que los partidos que lo sostienen sus partidarios han criticado en el pasado y el presente, y arriesga además irse quedando sin amigos en los tribunales, siempre necesarios al momento de resguardar las actuaciones de la autoridad, y fuerza a los jueces a tomar posiciones políticas en defensa de sus prerrogativas, o sea, se acaba toda posibilidad de amistad.

Sunday, December 11, 2011

Reclame por su pollo.

Hay quienes creen que el modelo económico de mercado es una expresión de la democracia, aplicada en el ámbito de la economía, pero suelen omitir el hecho que en este caso la gente no tiene siquiera la posibilidad de votar periódicamente para premiar o castigar a los actores del mercado, es decir que es una democracia de participación restringida.


La teoría dice que la participación se cumple cada vez que se hace una compra de un bien o de un servicio, pero los hechos demuestran que es rara la ocasión en la que el público tiene la capacidad de sancionar a los proveedores faltos de escrúpulos y mucho más escasa es la posibilidad de incidir de manera decisiva en el comportamiento de las empresas.

Es tan así que incluso en un gobierno de derecha, las propias autoridades gubernamentales se dan cuenta de esta situación de desequilibrio e intervienen en el mercado, en contra de sus convicciones, para resguardar la legitimidad del modelo económico. El último caso es la denuncia por colusión en los precios de las principales empresas productoras de pollos, que curiosamente es una situación sabida por todos los compradores de este tipo de carne hace muchísimo tiempo pero que hasta ahora no había despertado mayores suspicacias ni intentos por atajar cualquier irregularidad por parte del público. Una vez que las autoridades económicas iniciaron un proceso de investigación, la gente concordó en que efectivamente existían antecedentes sospechosos.

La idea, entonces, de que la democracia se exprese también en la economía falla también por la falta de interés de la gente por hacer valer sus derechos. En un sistema ideal, al menor atisbo de abusos, los propios consumidores deberían organizarse para iniciar las acciones necesarias para aclarar las aprensiones existentes, pero mientras ello no ocurra las empresas sentirán que pueden siempre forzar un poco más los límites de la ética para su propio beneficio. Después de todo, las empresas están constituidas por personas y la ambición es parte de la naturaleza humana.

Lo que no parece natural es la disposición del público para hacer efectivos los espacios de participación que, teóricamente, les ofrece el mercado y ante la disyuntiva de permitir un desequilibrio que termine por eliminar todo atisbo de legitimidad en este modelo económico, es la propia autoridad la que interviene para sancionar las conductas inescrupulosas, en un camino que, en definitiva, significa una defensa de las empresas que actúan con responsabilidad y, en el fondo, la protección del sistema de mercado. Sin embargo, no se avanza en el camino lógico, que no es otro sino fomentar la asociatividad de los consumidores y la promoción pedagógica de sus derechos.

Sunday, December 04, 2011

Un Parra para Chile

Nicanor Parra ha ganado el Premio Miguel de Cervantes, el Nobel de la literatura en español. ¡Viva Parra! ¿Viva Chile? ¿Es Don Nica producto del país actual o es obra de un Chile del siglo pasado, de principios del siglo pasado?

Por su edad -97 años- la respuesta es obvia, pero a la vez sigue siendo tan chileno que a veces es necesario “traducir” algunos de sus poemas a los extranjeros que quieren conocerlo, incluyendo a los hispanoparlantes. Una de las mejores definiciones que he visto en estos días sobre su obra es que la antipoesía de Parra no sólo recoge el léxico de la calle y eso es lo que la hace “anti” poesía en gran medida, sino que además opera dentro de los códigos del humor de la calle, y eso es lo que le otorga originalidad e identidad.

Pero Nicanor Parra actúa además como reflejo del país. Fuera de advertirnos sobre los desequilibrios sociales -“Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona.”- y los absurdos de nuestra política -“La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas”-, el antipoeta define al país en tan pocas y precisas palabras que es imposible no comprender cuando dice que “Creemos ser país y la verdad es que somos apenas paisaje.”

La esencia de lo que ha llegado a ser Chile está, curiosamente, dentro de la primera definición que hizo Parra sobre lo que sería su trabajo posterior: “Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa”. Podemos decir que no sólo en la poesía Chile es “el paraíso del tonto solemne”. Aquí las cosas se toman tan en serio que no se hace nada o tan poco en serio que tampoco se hace nada.

La reciente Teletón es un ejemplo de ello, e incluso el movimiento estudiantil. Ambas son causas en las que todos estamos de acuerdo, pero los problemas siguen sin resolverse.

Quizás una buena forma de avanzar en las soluciones sería dejar de ser tan solemnemente tontos. Agregar un poco de la picardía callejera y de la irreverencia parriana. Si tuviéramos más Parras las cosas podrían ser distintas tal vez, pero para eso se requiere fortalecer el pensamiento crítico de manera que pudiéramos tener más gente que, como nuestro Cervantes, se pueda preguntar “Bien, y ahora ¿quién nos liberará de nuestros liberadores?”

A pesar de lo que digan los indicadores económicos, Chile es un país culturalmente subdesarrollado y tener tantos poetas laureados en el mundo es una señal de que sí es posible aspirar a algo mejor, pero siempre que nos preocupemos de cultivar a nuestros talentos. Parra, Neruda, Mistral, Huidobro, Rojas, parecen ser excepciones y debemos procurar que sean la normalidad.