Politica e Ideas

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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Monday, October 27, 2008

FIN DEL PARÉNTESIS


Terminadas las elecciones municipales ya es posible que el país se concentre en lo verdaderamente importante, después de una suerte de paréntesis en que los políticos estuvieron preocupados de las campañas de los postulantes a las alcaldías y los concejos municipales, en un esfuerzo destinado a confirmar básicamente lo que ya se sabía: Esto es que la Concertación es más que la Alianza y que ninguno de los dos bloques tiene la mayoría para gobernar.

Concluido este proceso, ahora con toda claridad se inicia el último año de la Presidenta Bachelet y mientras los analistas sugieren cambios de gabinete, la decisión de fondo respecto a cuál será el sello con el que querrá terminar su administración le pertenece exclusivamente a ella. Paralelamente, los partidos deben concentrarse en estos días para entender qué es lo que de verdad quiso decir el electorado.

Pero no será tarea fácil. Los partidos ya están desatados en la carrera para lograr la elección del sucesor y a cualquier Gobierno se le hace cuesta arriba definir la agenda de la discusión política cuando todos los actores están simplemente esperando que se le acabe el turno.

En este escenario es que, probablemente, vuelva a ponerse en discusión el tema de la duración del mandato presidencial, porque ya está visto que cuatro años es demasiado poco y cuatro años con reelección es una utopía para un país acostumbrado a que quienes están en el Gobierno utilizan todas las herramientas posibles -sin importar la legalidad ni la estética- para conservar el poder, y eso es lógico y comprensible porque es justamente en ese tipo de actitudes que se demuestra que Chile sigue siendo un país subdesarrollado.

Pero lo verdaderamente complicado para la clase política es interpretar al electorado, porque lo visto hasta ahora se acerca más a las excusas y a las explicaciones poco creíbles que a una genuina comprensión del proceso político, que parece pasar por el lado de los dirigentes sin que se den cuenta. El país quiere un cambio, pero este no se refiere a la rotación en el poder sino a la maduración de los políticos, para que entiendan que la gente los respetará en la medida que ellos respeten a la gente.

En estos momentos resulta prudente que quienes han conducido al país a un profundo estado de descrédito de la política se aparten de las responsabilidades ejecutivas y ayuden a surgir nuevos liderazgos, siempre que estos demuestren que tienen la capacidad de interpretar a la gente.

Los meses venideros serán neutros si no hay un cambio de actitud: El poder de decisión estará diluido entre el gobierno saliente y los candidatos, mientras la crisis financiera internacional sigue su curso, el precio del cobre se desploma y se aleja la posibilidad de haber aprovechado la temporada de bonanza para invertir en nuevas alternativas productivas.

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Monday, October 20, 2008

RESPONSABILIDAD POLÍTICA


El dramático error cometido por las autoridades de salud de Iquique con un grupo de enfermos de Sida ha vuelto a poner en el tapete el tema de las responsabilidades políticas, a propósito del interés de algunos parlamentarios de oposición y oficialistas por promover una acusación constitucional contra la ministra de Salud Soledad Barría.

Aunque es discutible la forma en que la ministra Barría se ha defendido de las críticas, es evidente que hay un interés político por lograr su destitución, del mismo modo que hay un interés también político en impedir que ello ocurra, y ambas posturas forman parte de lo que se debe entender como responsabilidad política.

La misma vara se debe aplicar a todos los actores del proceso político. Las diversas definiciones del diccionario aluden a la obligación de reparar las consecuencias de los delitos o los errores, por lo que cabe señalar que todos los políticos deben asumir las consecuencias de sus actos, y que ello es lo que se debe entender como responsabilidad política, a diferencia de la responsabilidad funcionaria que es la obligación de asumir los errores por acción u omisión de una persona en el ámbito de sus deberes como funcionario público. En ese caso, la sanción máxima es el despido, pero en cuanto a la responsabilidad política es el electorado el que decide el castigo al culpable.

Si la Ministra de Salud no deja su cargo, su eventual responsabilidad se traspasa íntegramente al Gobierno del que forma parte, y será la ciudadanía la que en las urnas tendrá que decidir si mantiene o no su confianza en un equipo determinado de personas, pero en ese momento también tiene que considerar a qué otro equipo entrega su confianza en caso de que prefiera retirar su apoyo al Gobierno. Es en este sentido que entra a tener relevancia la responsabilidad política de quienes critican a la autoridad.

Las responsabilidades políticas se asumen ante el electorado, las funcionarias ante la jefatura de servicio y las civiles o penales ante los tribunales de justicia, pero al igual que en algunos ámbitos de las demandas, las acusaciones irresponsables llevan consigo la posibilidad de que la culpa recaiga sobre el acusador cuando el imputado es inocente de la falta que se le adjudica.

El cuidado que se debe tener en el ejercicio de la política no sólo se explica por la eventualidad de tener que asumir responsabilidades de algún tipo, sino porque las faltas afectan el prestigio del conjunto de la actividad, y aunque lo mismo ocurre, por ejemplo, con los médicos o los abogados, en el caso de la política es el país en su totalidad el que sufre las consecuencias de las ligerezas con que procedan algunos.

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Monday, October 13, 2008

¿CONOCÍ A JAIME GUZMÁN?



Se ha producido una gran batahola por la posible asistencia de la Presidenta Bachelet a la inauguración de un monumento en homenaje al asesinado dirigente de la UDI Jaime Guzmán, y algunos piensan que su concurrencia es un gesto de nobleza hacia un adversario político que implica avanzar en el camino de la reconciliación, mientras otros consideran que en su rol de ideólogo de la dictadura Guzmán no merece un monumento siquiera o, al menos, que en su inauguración no se encuentren presentes las máximas figuras del país porque ello significaría darle patente de demócrata a alguien al que se le acusa de cómplice del dictador.
Como en todas las cosas, ambas posturas tienen argumentos a favor y pueden ser criticadas, pero a estas alturas es conveniente preguntarse quién conoció a Jaime Guzmán, el sujeto de toda esta controversia. Aunque me encuentro entre quienes sí lo conocieron, no puedo dar fe de su convicción democrática ni de su compromiso con la dictadura porque ambas actitudes pertenecen al fuero íntimo. Sí puedo decir que era un hombre inteligente y que fue asesinado, así como que tuvo actitudes que sirven tanto para fortalecer como para destruir su imagen. Estas circunstancias justifican el homenaje de sus adherentes y no justifican que sus adversarios estén obligados a reconocer sus méritos si no lo desean.
Cada sector político tiene sus figuras y es justo respetar que cada cual pueda hacerles los homenajes que estime prudentes porque, a fin de cuentas, el rol de las figuras ya desaparecidas es servir como factores de unidad e inspiración, y esa responsabilidad la cumple sin dudas Jaime Guzmán para la UDI. ¿Significa ese respeto que la Presidenta tenga que apersonarse en el acto de inauguración del memorial? No, como tampoco significa que pueda concurrir con total libertad a actos en los que se sienta cómoda por afinidad doctrinario con los organizadores.
La Presidenta es el Estado y, por lo tanto, no se manda sola y no se puede dar gustos personales. Ella representa a todos los chilenos, tanto cuando hace un chiste malo en los foros internacionales como cuando respalda a los candidatos de su bloque político o cuando asiste a una ceremonia en un jardín infantil o en un encuentro empresarial. Lo que es un error que no se repetir es que haya dicho primero que sí iba para después echar pié atrás. Eso no se hace y no por razones políticas, sino por simple buena educación: Hay que tener claridad siempre sobre lo que se está dispuesto a hacer.
Pero también hay que reconocer cuál es el país en el que se producen estos debates. Al margen de que la asistencia de la Presidenta al homenaje a Jaime Guzmán es asunto de interés para la gente que adhirió a la Unidad Popular y a la UDI -quedan fuera los demás partidos y la inmensa masa de independientes- hay que recordar que en Chile los jóvenes tienen un profundo desinterés por la política y las discusiones que se arrastran por décadas. Para ellos, Jaime Guzmán es una imagen de la época de la televisión en blanco y negro y no les dice mucho más que eso.

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Monday, October 06, 2008

EL NUEVO "NO"



Habiéndose cumplido el vigésimo aniversario del triunfo del No en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, se ha llegado a la curiosa situación de que los defensores de la postura que implicaba un cambio en el camino político que seguiría el país se han convertido ahora en los defensores de lo establecido.
Hace veinte años, la Concertación buscaba una nueva Constitución; y ahora después que Ricardo Lagos retirara la firma del ex-presidente Pinochet de la Constitución en una solemne ceremonia que se entendió como el término del proceso de reformas constitucionales, la idea de redactar una nueva Constitución parece una tarea propia de los outsiders, es decir de quienes no participan de la Concertación y de los díscolos que aún forman parte del pacto gubernamental.
Parte de los compromisos fundacionales de la Concertación apuntaba a la democratización de una institucionalidad impuesta por el régimen militar precisamente para gobernar sin contrapesos, pero como muchas cosas en la vida, es distinto predicar el cambio a verse directamente afectado por la modificación de las reglas del juego, y en este sentido el ejemplo más claro ha estado en la indecisión de la Concertación para modificar el sistema electoral binominal, piedra angular de muchas otras normas que restringen la libre expresión de la voluntad popular.
Es claro a estas alturas que el sistema presidencialista fuerte que trató de imponer Pinochet para su propia comodidad ha terminado resultándole cómodo a quienes hicieron del cambio, la democracia y la libertad sus principales banderas de lucha. No se puede decir que la Concertación lo haya hecho mal, pero sí se puede afirmar que este conglomerado ha perdido el sentido de la mística y la sensación de aventura que representaba movilizar a un pueblo entero y que, con ello, ha cedido la iniciativa a quienes deseen asumirla como propia.
No siempre el cambio es beneficioso por sí sólo, pero el drama de Chile es que los dos grandes bloques que podrían impulsar el cambio que requiere una sociedad cada cierto tiempo no tienen interés en proponer modificaciones sustanciales al ordenamiento de la sociedad.
Ahora, como resultado de la insatisfacción ciudadana, y después que lo propusieran ya hace años algunas personas como Jorge Lavandero o Jorge Arrate, se está planteando la idea de concordar una nueva Constitución para el bicentenario. La experiencia de los últimos 28 años debería ser ilustrativa de las falencias de la Constitución del '80, pero por el momento parece improbable que se logre un consenso respecto de la conveniencia de elaborar una nueva Carta Fundamental y mucho menos que se concorde su contenido. Es de esperar que, a diferencia de todas las demás constituciones que se ha dado Chile, no se llegué a una situación de crisis institucional ni a la ruptura de la convivencia cívica para dar el siguiente paso en el proceso de maduración política nacional.

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