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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Sunday, December 04, 2011

Un Parra para Chile

Nicanor Parra ha ganado el Premio Miguel de Cervantes, el Nobel de la literatura en español. ¡Viva Parra! ¿Viva Chile? ¿Es Don Nica producto del país actual o es obra de un Chile del siglo pasado, de principios del siglo pasado?

Por su edad -97 años- la respuesta es obvia, pero a la vez sigue siendo tan chileno que a veces es necesario “traducir” algunos de sus poemas a los extranjeros que quieren conocerlo, incluyendo a los hispanoparlantes. Una de las mejores definiciones que he visto en estos días sobre su obra es que la antipoesía de Parra no sólo recoge el léxico de la calle y eso es lo que la hace “anti” poesía en gran medida, sino que además opera dentro de los códigos del humor de la calle, y eso es lo que le otorga originalidad e identidad.

Pero Nicanor Parra actúa además como reflejo del país. Fuera de advertirnos sobre los desequilibrios sociales -“Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona.”- y los absurdos de nuestra política -“La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas”-, el antipoeta define al país en tan pocas y precisas palabras que es imposible no comprender cuando dice que “Creemos ser país y la verdad es que somos apenas paisaje.”

La esencia de lo que ha llegado a ser Chile está, curiosamente, dentro de la primera definición que hizo Parra sobre lo que sería su trabajo posterior: “Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa”. Podemos decir que no sólo en la poesía Chile es “el paraíso del tonto solemne”. Aquí las cosas se toman tan en serio que no se hace nada o tan poco en serio que tampoco se hace nada.

La reciente Teletón es un ejemplo de ello, e incluso el movimiento estudiantil. Ambas son causas en las que todos estamos de acuerdo, pero los problemas siguen sin resolverse.

Quizás una buena forma de avanzar en las soluciones sería dejar de ser tan solemnemente tontos. Agregar un poco de la picardía callejera y de la irreverencia parriana. Si tuviéramos más Parras las cosas podrían ser distintas tal vez, pero para eso se requiere fortalecer el pensamiento crítico de manera que pudiéramos tener más gente que, como nuestro Cervantes, se pueda preguntar “Bien, y ahora ¿quién nos liberará de nuestros liberadores?”

A pesar de lo que digan los indicadores económicos, Chile es un país culturalmente subdesarrollado y tener tantos poetas laureados en el mundo es una señal de que sí es posible aspirar a algo mejor, pero siempre que nos preocupemos de cultivar a nuestros talentos. Parra, Neruda, Mistral, Huidobro, Rojas, parecen ser excepciones y debemos procurar que sean la normalidad.