LOS PASMADOS
La alegoría retrata a la perfección lo que sucede con la Concertación, que tiene todas las oportunidades para ejercer su rol fiscalizador, como le corresponde a la oposición en cualquier país democrático del mundo, pero se queda “pasmada” frente a la imagen de sus adversarios, listos para recibir un ataque sin que este llegue jamás.
Esta pasma es la que la aquejó notoriamente en días pasados, cuando en dos ocasiones sucesivas la Concertación no tuvo la capacidad de aunar los votos de sus diputados para aprobar la conformación de comisiones investigadoras en dos asuntos que eran especialmente sensibles para el oficialismo: La gestión de la ahora ex-intendenta Jacqueline Van Rysselberghe en Concepción y el caso Kodama, en los que, sobre todo el primer caso, era una situación de llegar y hacer el gol, como se diría en jerga futbolística, mientras que en el segundo es posible suponer cierto recelo por no comprometer a las autoridades concertacionistas anteriores del Ministerio de la Vivienda.
Es indudable que siempre es necesario evaluar cuidadosamente la consecuencia de cualquier acción política, como es la conformación de una comisión fiscalizadora, ya que partidarios y detractores tratarán legítimamente de usar todas las armas posibles para establecer su propia verdad y ello implica un riesgo.
Pero lo que resulta increíble es que teniendo las firmas de diputados patrocinantes suficientes para la aprobación de las comisiones no concurran a la sala para ratificar las iniciativas impulsadas por ellos mismos días antes. La única interpretación esperable de parte de la opinión pública es que se ha actuado con ligereza e irresponsabilidad y frente a esa reacción, en lugar de explicarse que hubo una meditación que apuntaba a no concretar las comisiones, unos y otros comienzan a acusarse mutuamente de falta de seriedad y consecuencia, con lo que sólo se refuerza la impresión generada sobre las limitaciones de la oposición para cumplir su labor fiscalizadora.
Como es evidente que, en cualquier confrontación, era el oficialismo el que tenía mayores posibilidades de resultar dañado, al menos en un primer momento, la única explicación plausible es que la Concertación está “pasmada”, tal como el personaje de la película española, como si quedara congelada, sin poder creer las facilidades que se le dan para atacar al Gobierno, y sin hacer nada al final.
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