Politica e Ideas

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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Wednesday, December 27, 2006

SILENCIO POR FAVOR

La Navidad es una fiesta eminentemente religiosa y familiar, y aunque muchos caemos en la tentación de la fiebre consumista y nos damos felicitaciones unos a otros sin saber nada del otro y olvidándonos el resto del año de tenderles una mano de ayuda, es una fiesta que invita al recogimiento.

El año nuevo, una semana después, es una fiesta nada religiosa y se trata precisamente de meter mucho ruido, pero de modo invariable -antes o después de los abrazos- uno hace una pausa y se pregunta si el 2006 fue un bueno año y se encomienda con fervor a quien corresponda para que el 2007 sea mejor.

Ambas fiestas requieren un momento de silencio. Pero nuestra sociedad está pasando por una etapa bulliciosa, y esta bulla que escuchamos es tan fuerte que llega a silenciar nuestros pensamientos e impide la necesaria pausa reflexiva al momento de cambiar de ciclo.

Una sociedad que no se permite la evaluación sigue en la misma vorágine ruidosa, sin darse cuenta de que se ha terminado un año, que es necesario evaluar lo bueno y lo malo para hacer las correcciones pertinentes. Una sociedad que no reflexiona actúa comos los caballos de tiro con anteojeras. Siempre para adelante, aunque haya un barranco, aunque vayamos pisando personas en el camino, aunque el camino sea cuesta arriba y a un costado hay una alternativa más rápida.

No sólo hay que actuar, de vez en cuando hay que pensar, pero para pensar se necesita silencio, quietud de espíritu.

Posiblemente, salvo la entrevista del ex-presidente Aylwin no haya mayores novedades políticas en estos días, y por eso me he permitido salirme un poco de la línea habitual de estos comentarios, aunque el lector que me ha seguido se dará cuenta de que todo es lo mismo. Adolecemos de autoridades que sepan imponer las pausas. En la música clásica es tan importante el silencio como la armonía o el ritmo, y estamos adoleciendo de ese momento de introspección.

No se trata de pasarlo sólo planificando y pensando, como tampoco se trata de destinar las energías sólo a la acción. Debe haber un equilibrio, y ese equilibrio se echa de menos cuando lo que predomina es el ruido de la pasión y el alboroto que produce en los espíritus ver que las personas que debieran orientar al país, en lugar de reconocer la necesidad de detener la marcha por unos pocos momentos, aprovechan este mismo momento para volver a reiterar las críticas y ataques que se les han venido escuchando buena parte del año. Si no hay una pausa, es posible pensar que el próximo año continuará el mismo estilo del que se va, y con ello es bien poco probable esperar que el 2007 sea mejor.

Monday, December 18, 2006

LOS BUENOS, LOS MALOS Y LOS FEOS

Dentro de la argumentación dada por Jorge Schaulsohn para explicar por qué a partir de algún momento se habría considerado como válido recurrir a fuentes fiscales de financiamiento para los partidos de la Concertación, el personero que arriesga la expulsión del partido que ayudó a fundar por sincero dijo que en el pacto gubernamental se consideraba necesario recurrir a esa forma de financiamiento porque los partidos de la Derecha tenían aportes económicos privados que podrían haber significado que alcanzaran el poder por la vía electoral, y como ellos eran los “malos” y la Concertación los “buenos” se justificaba usar esta forma de ayuda económica aparentemente legal pero evidentemente injustificada.

Lo que no dice Schaulsohn, pero que no es necesario explicitarlo porque la gente ya se ha dado cuenta, es que el hecho de haber recuperado la democracia, si bien fue necesario y se debe agradecer, no significa que la realidad se pueda definir para siempre en blanco y negro. La Concertación pudo haber iniciado sus períodos presidenciales con una superioridad moral, pero después de un tiempo su legitimidad deriva de su capacidad de gobernar en favor del bien común nacional y no de las glorias del pasado.

Desde una perspectiva opuesta, la Derecha puede haber tenido menor legitimidad política por haber apoyado el régimen militar, pero ese lastre no es eterno y sólo durará hasta que a la gente no le importe el pasado de cada cual, en especial cuando ha transcurrido el mismo tiempo en democracia que el que duró la dictadura.

Una vez retornada la normalidad, en términos de haberse superado esta dicotomía, será la capacidad de cada sector de convencer al electorado de su mayor habilidad para resolver las necesidades de los chilenos la que definirá los destinos de cada partido.

Parafraseando el título del western del director Sergio Leone de 1966 protagonizado por Clint Eastwood, los dirigentes de la Concertación serían los “buenos” y los de la Alianza los “malos”. Si así son las cosas, corresponde preguntarse ¿quiénes serían los “feos”?, y se asoma la sospecha de que feos son todos los que tratan de mantener congelada la realidad en su propio beneficio, del mismo modo que quienes tratan de hacer olvidar el pasado con idéntico propósito, así como quienes distorsionan la realidad para justificar los errores propios.

Los políticos tienden a olvidar que la realidad es dinámica, y que lo que fue necesario en un momento puede dejar de serlo al instante siguiente. Si la realidad no fuera un fenómeno vivo, no se produciría la progresión social e histórica. Si los “malos” no pueden pasar a ser “buenos” y viceversa, la política pierde sentido como medio para conquistar voluntades y tendría que ser reemplazada por la ley de la selva.

Monday, December 11, 2006

HECHOS SOBRE PINOCHET

A la hora de su muerte, como fue durante toda su vida política, la figura de Augusto Pinochet genera pasiones a favor y en contra. Por ello, es importante distinguir algunos hechos que permitan evaluar mejor su posición en la historia nacional.

Pinochet fue un dictador, pero también fue un Presidente de la República de acuerdo a la legalidad impuesta por él mismo y ratificada por la ciudadanía a través de un plebiscito cuestionado pero jamás invalidado. Asumió el Gobierno de facto a partir de 1973 como el peor dictador de Chile, pero junto con la aprobación de la Constitución desempeñó el cargo de Presidente legal entre marzo de 1981 a marzo de 1989.

Pinochet interrumpió el proceso político de la Unidad Popular, pero es materia de la política ficción suponer cómo habría concluido dicha etapa sin una intervención militar. Su patriotismo y honorabilidad pueden ser cuestionados a la luz de los hechos conocidos con el tiempo, pero no se puede cuestionar que cambió la historia por un acto de voluntad sin el consentimiento ciudadano.

El régimen militar dejó dos grandes legados. Por un lado, las innegables violaciones a los derechos humanos de las que nadie se ha hecho responsable; y por otra parte las transformaciones económicas, que en estricto rigor no fueron implementadas por Pinochet sino por los entonces llamados “Chicago Boys”, que más tarde fueron la base para la creación de la UDI. Estas transformaciones, adoptadas con algunas modificaciones por la Concertación, fueron posibles gracias a la negación de los derechos civiles y laborales de los chilenos.

Ya no es posible un juicio de Pinochet en los tribunales y el juicio de la historia ya está establecido. Sus partidarios y detractores no cambiarán su opinión como consecuencia de su fallecimiento, sin perjuicio de que aquello de que todos los muertos son buenos pueda suavizar temporalmente la negativa percepción que las nuevas generaciones puedan tener sobre Pinochet, pero no la alterará en lo sustantivo.

Por último, y lo que es quizás lo más importante en este momento, cerca de la mitad de los chilenos no tenía edad suficiente al 11 de septiembre de 1973 como para que Pinochet le interese más que el próximo partido de Colo-Colo, salvo que se trate de personas que, por razones familiares, hayan sufrido los rigores de su dictadura. A pesar de ello, cada generación puede inculcar en los menores sus propios traumas, como lo demuestra el hecho de que la disputa entre O’Higginistas y Carreristas perduró hasta un siglo después de la muerte de sus protagonistas.

Pinochet se ha retirado con su muerte del protagonismo del drama que ha sido la historia de Chile en los últimos 30 años, pero su figura seguirá vigente por mucho tiempo. Desde ese punto de vista, él es un símbolo de la fractura que vivió la sociedad chilena, y aunque pudo haber agravado la división, no es la fractura sino un símbolo del verdadero abismo que existirá por muchos años entre los chilenos.

Monday, December 04, 2006

SE ACABÓ EL PRIMER AÑO DE LA PRESIDENTA

Cuando se redujo el período presidencial de seis a cuatro años, varios personeros indicaron que era un tiempo muy corto, pero nadie dijo que se hacía aún más corto si la gente encargada de aprovecharlo tenía además una visión relativista del paso de los días que le impediría ir contra la tendencia nacional de vivir descontando el tiempo, en lugar de contarlo.

Cuando se inicia el año en marzo, el comentario es que quedan sólo nueve meses para que se acabe el año, porque curiosamente enero y febrero no cuentan: Todo el mundo anda relajado, de vacaciones, y las cosas no se hacen o se hacen a la rápida y mal. Si se considera además que la agenda noticiosa y personal de los chilenos se copa con grandes temas y preocupaciones, sin dejar espacio para los propósitos del Gobierno llegamos a que, después de la final de la Copa Sudamericana, la Navidad y el Año Nuevo, sí que se acabó el año. Y ello sin contar con que la salud de Pinochet trastorna todos los planes posiblemente previstos.

¿Y la Presidenta? ¿Cuál es el balance de su primer año, porque no sería justo que el resumen de su Gobierno estuviera centrado en las dificultades para echar a andar su administración durante el primer semestre o las denuncias por corrupción en el segundo semestre?

Así como tampoco sería justo fijarse sólo en que aún no hay un nuevo Contralor, no sería responsable por otra parte seguir dando espacio para que las nuevas autoridades se acomoden en sus funciones porque el tiempo avanza inexorable e inmisericorde.

Mi hijo de 9 años -que recién echó una mirada sobre mi hombro- me acaba de conceder que la Presidenta empezó en marzo y no en octubre, como él me insistía, pero esa impresión en su mente demuestra que lo principal de la labor de la Presidenta ya está resuelto, porque pareciera que su mayor legado a la historia va a ser el triunfo de conseguir la elección de la primera mujer, cosa que ocurrió como efectivamente pensaba mi hijo bastante antes de que asumiera de verdad el cargo.

¿Es posible suponer que los libros de historia dirán en el futuro que Patricio Aylwin reinstaló la democracia, que entre Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos avanzaron en la modernización del país y su integración con el resto del mundo, y que Michelle Bachelet fue la primera mujer en ser electa como Presidenta de la República?

Si se trata de aprovechar el tiempo, hay que buscar algo más que hacer, y rápido; pero si se trataba sólo de romper la inercia del imperio masculino en la política ya no queda nada por hacer.

Si es así, tenemos aún tres largos años por delante, porque cuando el tiempo no es animado con utopías transcurre muy pero muy lento.