Politica e Ideas

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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Sunday, August 26, 2012

Temor a la gente

Es curioso que los dirigentes políticos, que son los primeros voluntarios para trabajar en conjunto con las personas, que dicen querer representarlos y sacrificarse por su servicio, sean también los que muestran mayores señales de desconfiar de la opinión de la gente a la hora de tomar decisiones.


En estos días, tras una encuesta CEP que no traía mayores novedades en cuando a las intenciones de voto, tanto en la Alianza como en la Concertación comenzaron a aparecer voces insinuando que sería mejor no realizar elecciones primarias para definir los candidatos presidenciales de cada sector. En la Alianza, el argumento es no enfrascarse en disputas internas y concentrarse en fortalecer los nombres que arrojen las encuestas. En la Concertación, mientras tanto, el argumento es que Michelle Bachelet ya está posicionada como ganadora y que someterla al trámite de las parlamentarias puede desgastarla, además de afectar la imagen de fortaleza que tiene si no se logra una alta participación ciudadana.

En estos días también se ha producido una ácida reacción de la Alianza al planteamiento del presidente de la DC Ignacio Walker, respecto a promover la convocatoria a una Asamblea Constituyente, diciéndose incluso que sería inconstitucional por la sencilla razón de que la Constitución no la establece como mecanismo legal, lo que es obvio porque nuestra Carta Fundamental fue hecha precisamente para no ser reformada sin grandes mayorías.

Y es curioso porque en la campaña presidencial pasada Frei habló de redactar una nueva Constitución sin que se produjera esta reacción. Es curioso también porque la idea de la Asamblea Constituyente viene planteándose hace años desde la Izquierda y es evidente que la propuesta de Walker tiene más sentido como provocación a RN para avanzar en las reformas constitucionales y para que la DC no aparezca retrasada frente a sus partidos aliados en lo que se refiere al mejoramiento de la democracia, lo que queda comprobado en que durante los veinte años de administración de la Concertación no se impulsó ninguna Asamblea Constituyente, ningún reemplazo completo de la Constitución ni la posibilidad de un plebiscito.

Y es más curioso aún si se toma en cuenta que ahora todos dicen estar preocupados por promover la participación ciudadana. Es curioso, sin duda. Una cosa es lo que se dice y otra la que se hace y al final eso es lo que hace que la gente desconfíe de las reales intenciones de los políticos. Evidentemente, hay excepciones pero esas excepciones no son relevantes si no tienen el peso político necesario para hacer los cambios que se puedan requerir.

Estas situaciones hacen recordar cuando, durante la Presidencia de Aylwin, se pensó en celebrar el entonces segundo aniversario del “No” y se dejó de lado la idea porque podía llegar poca gente.

Sunday, August 19, 2012

Chile dividido

            Es un lugar común señalar que Chile está compuesto por varios países: El de Santiago y el de las regiones; el que puede acceder a los beneficios de la vida moderna, con todo su consumo y uso de las más nuevas tecnologías, y el que lo ve en las vitrinas sin muchas veces siquiera saber cómo se usan algunos aparatos; el de los que forman parte de las élites políticas y económicas y el que se tiene que conformar con acudir a votar.

            En estos días parece estar añadiéndose una nueva variable, la de un Chile joven y la de uno viejo.   Y cada uno de estos Chile funciona aparentemente con reglas distintas y tienen que aprender a comprenderse unos a otros para no seguir profundizando las divisiones nacionales, esta vez con una dimensión que se venía anunciando pero ya parece haber llegado a instalarse.

            Para los jóvenes, por ejemplo, resulta evidente la frustración de que sus reclamos no sean atendidos y consideran legítimo e incluso necesario recurrir a medidas que los mayores califican como violentas para hacerse escuchar.   Para los mayores, las cosas se solucionan por medio del diálogo y de la participación de las instituciones formales, las que para los jóvenes han perdido credibilidad a tal punto que ya no dudan en calificarlas como obsoletas o, peor aún, al servicio de unos intereses que los jóvenes no comparten para nada.   Obviamente hay adultos y jóvenes que piensan, respectivamente, como jóvenes o como adultos.

            Para los mayores, tener un empleo y una fuente de ingresos suficiente para sentirse partícipe del mercado son motivos de satisfacción y les resulta poco realista aspirar a mucho más, sobre todo cuando piensan que la generación anterior no tenía acceso a los bienes de consumo que se tienen en la actualidad.   Para los jóvenes, el acceso a esos bienes forma parte de su normalidad y los reclaman casi como si fueran parte de sus derechos ciudadanos.

            Para los mayores de edad que vivieron buena parte de su vida bajo la dictadura -digamos los que tienen hoy unos 30 años de edad más o menos-. la sola posibilidad de salir toda la noche si se quiere, de poder decirle a un carabinero que no, de poder gritar un par de insultos, es lo mismo que la libertad.   Los jóvenes, en cambio, asumen que esa libertad siempre ha estado presente para todos.

            Sin embargo, todos estamos en el mismo país y sería bueno que pudiéramos convivir, al menos, sin agresiones ni imposiciones, para ver luego si podemos ponernos de acuerdo, entendiendo que para poder avanzar en un consenso mínimo hay que ponerse en la piel del otro, entender sus razones y reconocernos.

Sunday, August 12, 2012

Hora de volar

En los procesos políticos es, a veces, más importante reconocer el momento en el que se debe impulsar una acción más que la acción misma, y todo parece indicar que ya es la hora en la que algunos deben dar el paso formal de asumir que son candidatos a la Presidencia de la República para la siguiente elección, en un año y cuatro meses más.


Es cierto que aún falta por pasar la elección municipal, pero se debe reconocer que ya todos están pensando en la presidencial y, de hecho, los candidatos a alcaldes y concejales están tratando de ver con qué candidato se fotografían.

Ya está claro que los ministros presidenciables están complicando al Gobierno, porque cualquier cosa que hagan se considera campaña y le roban protagonismo al Presidente. Hasta Pablo Longueira ha pedido que salgan del gabinete los posibles candidatos un mes antes de las municipales, o sea septiembre. Longueira dice que es para obligar a salir a la cancha a Michelle Bachelet, en la medida que sea efectivamente la candidata de la Concertación, aunque se podría suponer, en cambio, que su afán es para quitarle a Laurence Golborne la siempre vistosa tijera inauguradora que tiene el Ministro de Obras Públicas. Ricardo Lagos lo sabe bien.

Por el otro lado, dentro de la misma UDI, la ministra Evelyn Matthei propone que los ministros salgan del Gobierno después de las elecciones municipales, posiblemente pensando en que ninguno asuma responsabilidades por los resultados de las municipales.

En la Concertación, por su parte, ya se actúa como si Michelle Bachelet ya fuera candidata, aunque siga sin decir nada al respecto y aunque hay un compromiso de realizar una elección primaria para definir al representante oficial entre todos los que se han mostrado dispuestos hasta ahora.

Es factible suponer que más pronto que tarde se intensificarán las acusaciones contra los ministros que asoman como candidatos por hacer cualquier cosa más o menos dentro de la competencia de sus cargos que pudiera interpretarse como un acto de campaña. Del mismo modo, aumentarán también las presiones sobre Michelle Bachelet para que asuma sus responsabilidades como candidata, tanto de parte de sus detractores como de sus partidarios. Por último, también se presionará más a los candidatos que no pertenecen a los dos bloques para sacarlos de la carrera presidencial.

Así las cosas, ya es cosa que uno de los candidatos principales se ponga oficialmente en campaña para que lo hagan los demás. Pero no siempre el primero en lanzarse es el que llega más lejos.

Sunday, August 05, 2012

Gracias Alejandro Navarro

Si no fuera por el senador Alejandro Navarro, es posible que las críticas y la siempre presente disposición de la gente para burlarse de los políticos se concentrarían más en los demás actores de este estamento de la sociedad, pero con Navarro todos están más tranquilos porque saben que acapara sobre sí la sorna ciudadana


Lo que no es mérito exclusivo de Navarro es que las personas sientan la necesidad de reírse de los políticos, pero no puede dejar de reconocerse que el senador del MAS ha hecho un gran esfuerzo por frivolizar esa necesidad y evitar que se convierta en una indignación activa, que pudiera llegar a afectar a la clase política.

Dar un paseo en una moto de nieve y pretender que caerse sea considerado como un accidente laboral es tan absurdo que la reacción que se produce es la de la burla, en vez de exigir que se sancione el abuso, al menos éticamente.

Antes ya se las había arreglado para llamar la atención por motivos ajenos a lo que debe ser su labor, como cuando se descubrió que un proyecto de ley de su autoría había sido copiado parcialmente de Wikipedia, cuando se supo que no había pagado el crédito universitario o cuando, en medio de una protesta, se enfrentó a golpes de pies y puños con los carabineros y luego alegó violencia policial cuando le respondieron, todo ello bajo la atenta mirada de una cámara de televisión.

Antes, cuando intentó ser candidato presidencial ya fue centro de otro escándalo cuando mandó a hacer cerca de 16 millones de “Navarrines” (sí, 16 millones), unos muñecos con su propia figura que servirían para financiar su campaña y respecto de los cuales se le acusó de no haber pagado a la empresa que los fabricó.

Lo último fue cuando acusó por Twitter a los senadores Chahuán, Pizarro y a Ena Von Baer por su votación sobre la televisión digital, y se llevó una violenta escena con Pizarro y las correspondientes burlas en las redes sociales.

De una u otra forma, con o sin intención, el senador Alejandro Navarro se las arregla para concentrar sobre sí gran parte de las quejas de la gente respecto a los políticos, y aunque los políticos puedan no comprender ni su estilo ni sus propósitos, no pueden dejar de agradecer que desvíe el malestar ciudadano hacia su propia persona.