Politica e Ideas

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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Monday, May 25, 2009

ANARQUÍA


La muerte de un joven portando una bomba puede haber parecido a mucha gente un hecho curioso y aislado, pero es una grave señal de una situación a la que no se le ha prestado la debida atención.

Se habla mucho de la marginación de todo tipo en la que se encuentran los jóvenes de nuestro país, poniéndose el acento en su desidia a la hora de inscribirse en los registros electorales, pero también hay otras situaciones dramáticas como su alto nivel de cesantía y las bajas remuneraciones que se les pagan con el argumento de su menor calificación y otras menos evidentes como las dificultades en su acceso a una educación de calidad, la vivienda propia o el derecho a ser reconocidos como personas plenas.

Cada vez que se difunde un reportaje sobre las denominadas tribus urbanas, se toma a los jóvenes como curiosidades o anormalidades y no se considera que su forma de vivir está comenzando a predominar en la sociedad por la sencilla razón de que son mayoría. Si no han hecho pesar su voz es simplemente porque no han querido o no han sabido hacerlo, pero eso no significa que no tengan una opinión ni que su malestar por la marginación en la que se encuentran no sea verdadero.

Dentro de sus conductas posibles, no es razonable esperar que se sometan a las reglas de comportamiento que tienen los adultos pero sí es lógico suponer que algunos de ellos, muchos posiblemente, adopten una actitud contraria a una sociedad que perciben como una virtual adversaria, y dentro de eso el anarquismo pasa a tener una relevancia que no ha sido debidamente considerada ni atendida.

Ser anarquista puede llevar a cometer delitos, pero serlo no es en sí mismo un delito, sino una forma de pensamiento que se aleja de los moldes tradicionales, y ello no ocurre porque esos jóvenes sean malos per se sino porque no ven más alternativas que la rebelión, la misma rebelión que la propia Iglesia Católica considera valedera como una forma de lucha ante la opresión.

Una cosa es preservar la paz social, eventualmente amenazada por conductas delictuales específicas, pero es bien distinto asumir que ello requiere criminalizar a quienes puedan llegar a tener esas conductas. Es el mismo razonamiento que se utilizó en la década de los ‘80 cuando se estableció ¡en la propia Constitución! que ser marxista era ilegal, norma que fue derogada por un acuerdo entre la Concertación y el régimen militar. Pareciera que en vez de avanzar hacia una efectiva democracia, capaz de acoger a todas las personas y de darle a todos reales posibilidades de desarrollo, se asume la tentación de prohibir lo que es distinto.

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Monday, May 18, 2009

DOS MÁS DOS


Es curiosa la incapacidad de las personas y de los propios medios de comunicación para reproducir aseveraciones que escucha, sin detenerse a pensar la información que recibe.

Eso ocurre en muchos ámbitos de la vida nacional, aunque es más evidente en política y en el caso de la fiebre porcina, tan de moda en estos días.

En las encuestas políticas, por ejemplo, se informa que los dos candidatos que más suenan para la segunda vuelta suman menos del 80 por ciento de las preferencias, estando ambos a una distancia de la mayoría absoluta inferior al porcentaje de personas que no manifiestan opinión. Aunque la lógica sugiera que los indecisos se distribuyan en una proporción similar entre las alternativas existentes, lo concreto es que resulta imposible aún poder vaticinar quién tiene más probabilidades.

Del mismo modo, llama la atención que el candidato de moda -Marco Enríquez-Ominami- tenga resultados que van desde el 1 al 18 por ciento. Incluso en algunos estudios ni siquiera aparece mencionado o no se incluyen a los demás postulantes a La Moneda. En una misma encuesta, el díscolo no aparece cuando se trata de menciones espontáneas pero tiene un fuerte aumento cuando el encuestador incluye su nombre dentro de una lista para recoger la opinión de los entrevistados.

Lo grave no es sólo que la publicación de las encuestas puede inducir el voto entre los indecisos -siempre dispuestos a votar por la mayoría- sino el hecho de que las personas no tienen mayor consciencia crítica cuando son expuestas a estas informaciones y suponen que, cuando se les dice que los estudios tienen determinado margen de error todas las encuestas tienen la misma fidelidad en su propósito de interpretar la opinión pública, siendo que la realidad es que lo único que pueden mostrar con relativa exactitud es la tendencia de los cambios en las preferencias de las personas.

La otra situación curiosa es la gravedad de la propagación del virus de la gripe porcina o influenza humana, que ha desatado casi un estado de alarma pública por la existencia de una reducida cifra de personas contagiadas. Sin desmerecer la necesidad de tomar precauciones, es preciso saber que esta enfermedad es curable y que hay otras de impacto mucho más elevado en las condiciones sanitarias de nuestro país.

Por ejemplo, podemos comparar la nula cantidad de muertes por la gripe porcina con los más de veinte mil fallecimientos al año por enfermedades del sistema circulatorio o una cifra levemente inferior de cáncer o aproximadamente el millar de muertes por accidentes de tránsito, en su mayor evitables, siempre que las prioridades se pongan en las materias que son objetivamente importantes.

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Monday, May 11, 2009

CONTRATIEMPOS CONTRA EL TIEMPO


Una de las facetas de la política que la asemeja al arte es la definición del momento apropiado para adoptar e implementar decisiones significativas. Esa capacidad de encontrar el instante exacto en que las acciones tengan mayor impacto es una de las pocas áreas de esta actividad que no está aún regulada por el marketing y en donde resulta esencial la habilidad del político de entender los procesos sociales y comprender de verdad cuáles son las aspiraciones de la ciudadanía.

Estas últimas semanas han permitido constatar que la aproximación a estos tiempos ha diferido entre los distintos candidatos presidenciales. Por ejemplo, Eduardo Frei demoró posiblemente más de lo necesario en estructurar su campaña y debió enfrentar el desafío de José Antonio Gómez casi sorprendido por el mejor sentido de la oportunidad del radical; Sebastián Piñera se adelantó en los tiempos y ha debido hacer serios esfuerzos por mantenerse en el primer plano de la contienda con acciones relativamente artificiales, arriesgando pasos en falso que han afectado su candidatura.

Marco Enríquez-Ominami, en cambio, parece haber iniciado su campaña en el momento exacto para recibir la frustración de los concertacionistas que no están satisfechos con Frei y heredar el apoyo que José Antonio Gómez no pudo capitalizar en las primarias de la Concertación, y en la UDI, a pesar de los corcoveos de Longueira, su presidente real, ya se pasó el momento para levantar una alternativa paralela a Piñera.

Los demás candidatos minoritarios no tienen el problema del tiempo porque lo suyo no es la competencia real, sino la construcción de respaldos sociales a sus posturas, y para eso la elección presidencial representa para ellos una oportunidad.

Sin embargo, la forma en que cada uno de los postulantes a La Moneda toma sus decisiones sobre sus tiempos impacta en el escenario dentro del cual los demás tienen que adoptar sus definiciones, y nuevamente el ejemplo más claro se encuentra en el nombre de Enríquez-Ominami que, tras ser rechazado para participar en las primarias de la Concertación, está obligando a Eduardo Frei a buscar un mecanismo que le permita asegurar en una eventual segunda vuelta el respaldo de los votantes del diputado socialista, quedando atrapado en una evidente pérdida de la ocasión para una negociación de este tipo.

Si Enríquez hubiera sido incorporado en las primarias, junto con Frei y Gómez, probablemente hubiera perdido y hoy tendría que estar alineado tras la candidatura única de la Concertación u obligado a guardar silencio. Pero hoy en día no sólo está obligado a seguir hasta diciembre sino que, además, no puede entrar en negociaciones con el oficialismo para no perder la identidad de su propuesta. De este modo, si Frei decidió correctamente su tiempo para presentar su postulación en una fecha en la que su nombre casi no aparecía en las encuestas, hoy arriesga todo lo logrado por decisiones de otros. Así las cosas, no es posible que nadie se sienta seguro del apoyo ciudadano conseguido hasta el momento y es necesario que todos asuman que el paso del tiempo se acelerará cada vez más hasta diciembre en una vorágine que sólo sortearán quienes tengan más sentido de la realidad y de la oportunidad.

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Monday, May 04, 2009

CAMILITO


Cuando Camilo Escalona intentó ningunear a Marco Enríquez-Ominami tratándolo como Marquito, dejó en evidencia dos de las causas por las que ha ido prendiendo la candidatura presidencial del díscolo diputado socialista: El desprecio olímpico de los dirigentes políticos por el aporte que puedan hacer los jóvenes y el maltrato burlón y gratuito a quienes tengan una postura distinta.

La Concertación no vería como riesgosa la próxima elección presidencial si fuera capaz de superar estos verdaderos complejos, derivados de la comodidad de ostentar el poder ya casi por dos décadas y finalmente si una persona distinta a Eduardo Frei llega a entrar a La Moneda será simplemente porque la Concertación perdió su oportunidad. Las señales sobre las correcciones que debería haber implementado en su momento fueron claras y poderosas, pero se prefirió minimizarlas con ironía, desprecio y hasta la persecución de los críticos, en lugar de entender que las quejas tenían fundamentos reales.

Cada nueva encuesta que muestra la amenaza que significa Enríquez-Ominami a la candidatura de Frei le permiten al díscolo soñar con el día en que le de unas palmadas en la espalda a Escalona para decirle: “Te equivocaste al ningunearme, Camilito”, y si sólo recién Escalona y todos los dirigentes políticos que han intentado tapar el sol con un dedo se dan cuenta de sus errores, ya será tarde.

En estos momentos, muchos militantes, adherentes y hasta dirigentes y parlamentarios de los propios partidos de la Concertación ven con entusiasmo que la postulación de Marquito empieza a prender, y están pensando ya en cambiarse de barco, mientras los capitanes del barco en el que iniciaron la travesía siguen pensando que van en el curso correcto, que la carga está bien estibada y, como supusieron los diseñadores del Titanic, que la Concertación no puede hundirse.

Los expulsados y renunciados de la Concertación van creciendo en la misma medida que se les niega su derecho a aportar con sus críticas. Cuando una alianza o un partido llegan a un grado de anquilosamiento en el que no son capaces de movilizarse para revisar la vigencia de sus fundamentos o de su forma de actuar, es difícil esperar que puedan reaccionar, y lo mismo tiene validez para la oposición en donde Guillermito, Carlitos y Juan Antonito tienen en las filas de sus propios partidos gente que no comparte la forma en que el PC, RN y la UDI han cumplido sus funciones. Al igual que en la Concertación, si estos grupos son minoritarios no tienen la posibilidad de ser determinantes en la conducción de sus colectividades, pero sí tienen el derecho a competir en lugar de que se les den palmaditas en la cabeza y se les diga: “Eres muy joven todavía, deja estas cosas a los adultos”.

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