Tiempo de guerrillas
Lo
que no estaba previsto, aunque no es tampoco una sorpresa, es que la campaña
empezara con tanto tiempo de anticipación.
La idea de realizar primarias, aunque no resultara del todo como estaba
calculado, implica adelantar el período de campaña, dando como consecuencia que
los presidenciables y aspirantes al Parlamento tengan por delante más de medio
año de campaña, lo que, sin duda, traerá efectos desde el punto de vista de la
saturación del tema político para vastos sectores de la ciudadanía y desde la
perspectiva de la regulación legal de las campañas y del financiamiento.
Lo
importante, sin embargo, es constatar que, salvo algunos episodios
protagonizados por parte de los candidatos presidenciales, que esta guerrilla
que es la lucha por captar los votos tiene poca sustancia y mucho de efectos
pirotécnicos, de buscar pequeñas victorias comunicacionales y mantener
restringido un debate de verdad sobre los asuntos importantes. Mucho ruido y pocas nueces, mucho de forma y
poco de fondo.
Los
temas importantes siguen siendo el de la participación ciudadana y la
confirmación o necesidad de modificar el modelo político y económico. Esos son los asuntos que ameritarían un
debate profundo y en consciencia, más que el esfuerzo por poner en duda los
méritos de los contendores en las elecciones presidencial o parlamentaria.
En
este sentido, parece que los postulantes a conquistar la adhesión ciudadana aún
no entienden la vastedad y profundidad de la situación actual de la
política. Lo de reemplazar el sistema
electoral binominal por otro efectivamente representativo ya es parte de los
consensos básicos -aunque aún sin respuesta- y no se vislumbra nadie que esté
un paso delante de la coyuntura, que proponga en vez de limitarse a responder
preguntas ya viejas. Esa es una
característica básica del liderazgo en política y, hasta ahora, estas
elecciones no están siendo el momento en el que aparezcan realmente líderes con
capacidad de impulsar el carro de los cambios en una dirección que permita
despejar las controversias por un largo plazo.
Hay
que recalcar que los países que se la pasan discutiendo sus diferencias sin
resolverlas, se encuentran limitados en su progreso, y eso no se está
entendiendo. Las guerrillas electorales pueden ser atractivas por un rato, pero
no son provechosas.
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