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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Sunday, April 14, 2013

Nueva Constitución y Asamblea Constituyente


            Las declaraciones de la precandidata Michelle Bachelet indicando que “creo que es necesario plantearse una nueva Constitución” reavivaron el debate por la idea de dictar una nueva Carta Fundamental y, obviamente, la forma de llegar a ese resultado.

            Para realizar un buen debate, es pertinente preguntarse de qué se trata.  Se ha dicho muchas veces que la Constitución actual es ilegítima en su origen, pero la Concertación le hizo todas las reformas posibles para hacerla propia y terminó con el entonces Presidente Lagos poniéndole su firma en lugar de la de Pinochet.  ¿No era eso señal de que se habían terminado las reformas necesarias?

            Ahora, si se le pregunta a cualquier dirigente de la Concertación sobre las razones de promover una nueva Constitución responden que hay que cambiar el sistema electoral binominal y los quórums exigidos para que el Parlamento pueda hacer reformas.  Si son sólo dos artículos, ¿para qué reemplazar toda la Constitución?

            Lo que no se dice, porque esa es la discusión de fondo, es que la Constitución define un modelo de país y de sistema político.   Un estado administrativamente descentralizado pero unitario, una república presidencialista en la que, en los hechos, opera una democracia representativa, con la clásica separación de los tres poderes del Estado, con un Tribunal Constitucional que tiene la facultad de anular lo obrado por el Congreso y un Banco Central autónomo que puede implementar una política económica divergente de la voluntad de las autoridades, entre otras cosas, y la adscripción aunque no explícita al modelo de economía de mercado.

            En cuanto a la Asamblea Constituyente, ¿qué validez tendría si sus integrantes se eligen con el mismo sistema electoral binominal?  ¿Existe en la actualidad la disposición del Congreso a validar su convocatoria mediante las reformas pertinentes y a establecer un mecanismo distinto de integración?   Cuando se habla de Asamblea Constituyente muchos parecen pensar en que el propio pueblo, autoconvocado y autoorganizado, se haría cargo de asumir la tarea de redactar una nueva Constitución, lo que parece del todo impracticable, a menos que se prescindiera de los partidos políticos, lo que significaría casi una revolución.

            En definitiva, hay muchas suposiciones y áreas sin despejar aún como para pensar tampoco en que sea factible una nueva Constitución en el mediano plazo, lo que hace sospechar de la real voluntad de los dirigentes políticos que se declaran como partidarios de este paso y permite pensar que estas propuestas no pasan de ser un slogan más para la campaña presidencial que se acerca.