CHILE PRIMERO TIENE CURA
Dentro del directorio provisional del primer partido fundado en democracia hay un agnóstico (Fernando Flores), un judío (Jorge Schaulsohn) y un ex-sacerdote, Marcelo Mobarec, principal encargado de reunir las firmas para la constitución legal de la colectividad y al que todavía en las reuniones le deben recordar que no es el capellán de Chile Primero, sino su secretario ejecutivo.
A sus 35 años, Marcelo Mobarec está aprendiendo a llenar cheques, pagar cuentas y todo lo que significa llevar una casa, pero a la vez es el principal responsable de llevar adelante el proceso de formación de Chile Primero y de seleccionar los candidatos a alcaldes y concejales del partido de los ex-PPD Fernando Flores, Jorge Schaulsohn y Esteban Valenzuela.
Tiene cara de sacerdote, habla y piensa como sacerdote, pero ya no lo es. Después de 14 años de preparación y a ocho meses de su ordenación, prefirió retirarse de los jesuitas en marzo del 2007 dejando su trabajo en una parroquia ariqueña y como capellán del Hogar de Cristo en Arica y, por esas carambolas del destino, fue llamado por el senador Fernando Flores como secretario ejecutivo de Chile Primero, pocas semanas después de que el todavía cura publicara una columna en la I Región instando al parlamentario a pedir perdón a la ciudadanía por su renuncia al PPD, acusando su salida como “éticamente reprobable”, lo que le ocasionó un par de “amonestaciones explícitas de la Iglesia por haberme metido en temas políticos”.
Mobarec afirma que Flores no le ha explicado porque lo eligió, a pesar de su nula experiencia política, pero comenta que en las redes del senador ariqueño y hoy cabeza visible de Chile Primero figuran muchos ex-alumnos de colegios jesuitas, por lo que supone cierta identificación entre el senador agnóstico, ex-marxista y ministro de Allende, y parte del mundo religioso.
En cuanto a su salida del sacerdocio, confiesa que “fue traumática para mí y para la Compañía (de Jesús), en el sentido de que quedó mucha gente herida en el camino, además de mí. Si bien era una decisión que venía trabajando, para una Congregación que se le salga uno de sus curas recién ordenado es un golpe muy potente, pero creo que el principal dolor fue para la gente de la parroquia”. Se suma también el dolor de su propia familia de origen árabe, que ya había logrado superar la pena de que el primogénito se metiera a sacerdote.
Puntualiza que su retiro “no lo miro como un fracaso, sino como una decisión dolorosa”, por lo que comienza a prender más marlboros que en el resto de la entrevista, aunque no se complica para argumentar que su salida no se debió a un interés político sino a “una crisis de vocación”, que tiene que ver con una necesidad afectiva dada por su deseo de tener una vida de pareja y a que el costo del celibato “era demasiado alto”.
No ha querido volver a Arica porque “siento que es demasiado pronto y mi salida, a los ojos de quienes no estaban al tanto de mi proceso, fue abrupta y no quiero ser motivo de provocación. La iglesia de Arica es una iglesia super ‘aperrada’, que trabaja en un contexto difícil, y no quiero ser motivo de división ni de comentarios. Como buena ciudad aislada, los comidillos no son pocos, prefiero mantener distancia por respeto a la gente”.
En su calidad de secretario ejecutivo de Chile Primero precisa que no se preocupa por las candidaturas municipales porque lo primero es la inscripción de la colectividad. Aunque no quiere dar cifras, ratifica que ya están listos en cinco de las ocho regiones requeridas por la ley para constituirse como partido a nivel nacional, que dentro de esas cinco están Arica-Parinacota y O’Higgins, y que dentro de las que faltan está la Metropolitana, para la cual se exigen 15 mil firmas, casi la mitad de las 35 mil mínimas que se les pide. La suma total que lleva es del 40 por ciento.
Adelanta asimismo que la meta es reunir los militantes para ocho regiones al 1º de marzo, para intentar hasta el 5 de julio la totalidad de las regiones, y en lo personal, está concentrado en terminar de cerrar el proceso de transición que le significó retirarse del sacerdocio, su relación de pareja y las responsabilidades habituales de su vida laica.
DESDE EL PÚLPITO SE PUEDE SERVIR Y DESTRUIR
Su trabajo cotidiano consiste en conocer personalmente a todos los precandidatos municipales, lograr que ayuden a la constitución del partido, recorriendo las regiones y filtrando a quienes no cumplan el perfil buscado por el partido, en cuanto a honestidad y liderazgo, los que vengan con “intenciones bajo la mesa” o buscando plata atraídos por el que califica como “mito” sobre los recursos puestos por Flores y Schaulsohn, porque sostiene que el 80 por ciento de la plata se obtiene a través de aportes locales.
Recalca que, a pesar de las dificultades de un sistema político concentrado en la Concertación y la Alianza es mejor competir por Chile Primero que como independientes porque “Chile Primero tiene mucha potencia y va a tener el doble en tres meses más. Esto de que se está creando la tercera fuerza política en Chile no es eufemismo ni un optimismo mentiroso”.
Comparando su experiencia política y religiosa, indica que “el sacerdote tiene un rol social muy potente. Es un líder local, un referente”. Argumenta que “no hay tema relacionado con el ser humano que no sea de interés del religioso, y paralelamente no hay acto humano que no sea político. En mi caso particular, la vinculación entre la vida religiosa y la política viene dada por la vocación de servicio público”, pero puntualiza que no tiene vocación de candidato por ahora.
Concluye señalando que el púlpito en la iglesia se parece al estrado del político en que “ambas son situaciones de poder y el poder es una hermosa herramienta de servicio o una macabra herramienta de destrucción, y se puede servir y destruir desde ambos púlpitos”, y en cuanto a la delgada línea de una y otra vocación “están más claramente distinguidas. Durante la dictadura militar eso era más complejo porque había una necesidad histórica de acción que se hacía más evidente que en democracia, y por lo tanto el paso de la oración a la acción era muy estrecha, y el paso de la acción a la acción política más estrecha aún, y en algunos casos de la acción política a la acción armada también. Es muy fácil en tiempos de dictadura creer que todos los medios son lícitos”.
A sus 35 años, Marcelo Mobarec está aprendiendo a llenar cheques, pagar cuentas y todo lo que significa llevar una casa, pero a la vez es el principal responsable de llevar adelante el proceso de formación de Chile Primero y de seleccionar los candidatos a alcaldes y concejales del partido de los ex-PPD Fernando Flores, Jorge Schaulsohn y Esteban Valenzuela.
Tiene cara de sacerdote, habla y piensa como sacerdote, pero ya no lo es. Después de 14 años de preparación y a ocho meses de su ordenación, prefirió retirarse de los jesuitas en marzo del 2007 dejando su trabajo en una parroquia ariqueña y como capellán del Hogar de Cristo en Arica y, por esas carambolas del destino, fue llamado por el senador Fernando Flores como secretario ejecutivo de Chile Primero, pocas semanas después de que el todavía cura publicara una columna en la I Región instando al parlamentario a pedir perdón a la ciudadanía por su renuncia al PPD, acusando su salida como “éticamente reprobable”, lo que le ocasionó un par de “amonestaciones explícitas de la Iglesia por haberme metido en temas políticos”.
Mobarec afirma que Flores no le ha explicado porque lo eligió, a pesar de su nula experiencia política, pero comenta que en las redes del senador ariqueño y hoy cabeza visible de Chile Primero figuran muchos ex-alumnos de colegios jesuitas, por lo que supone cierta identificación entre el senador agnóstico, ex-marxista y ministro de Allende, y parte del mundo religioso.
En cuanto a su salida del sacerdocio, confiesa que “fue traumática para mí y para la Compañía (de Jesús), en el sentido de que quedó mucha gente herida en el camino, además de mí. Si bien era una decisión que venía trabajando, para una Congregación que se le salga uno de sus curas recién ordenado es un golpe muy potente, pero creo que el principal dolor fue para la gente de la parroquia”. Se suma también el dolor de su propia familia de origen árabe, que ya había logrado superar la pena de que el primogénito se metiera a sacerdote.
Puntualiza que su retiro “no lo miro como un fracaso, sino como una decisión dolorosa”, por lo que comienza a prender más marlboros que en el resto de la entrevista, aunque no se complica para argumentar que su salida no se debió a un interés político sino a “una crisis de vocación”, que tiene que ver con una necesidad afectiva dada por su deseo de tener una vida de pareja y a que el costo del celibato “era demasiado alto”.
No ha querido volver a Arica porque “siento que es demasiado pronto y mi salida, a los ojos de quienes no estaban al tanto de mi proceso, fue abrupta y no quiero ser motivo de provocación. La iglesia de Arica es una iglesia super ‘aperrada’, que trabaja en un contexto difícil, y no quiero ser motivo de división ni de comentarios. Como buena ciudad aislada, los comidillos no son pocos, prefiero mantener distancia por respeto a la gente”.
En su calidad de secretario ejecutivo de Chile Primero precisa que no se preocupa por las candidaturas municipales porque lo primero es la inscripción de la colectividad. Aunque no quiere dar cifras, ratifica que ya están listos en cinco de las ocho regiones requeridas por la ley para constituirse como partido a nivel nacional, que dentro de esas cinco están Arica-Parinacota y O’Higgins, y que dentro de las que faltan está la Metropolitana, para la cual se exigen 15 mil firmas, casi la mitad de las 35 mil mínimas que se les pide. La suma total que lleva es del 40 por ciento.
Adelanta asimismo que la meta es reunir los militantes para ocho regiones al 1º de marzo, para intentar hasta el 5 de julio la totalidad de las regiones, y en lo personal, está concentrado en terminar de cerrar el proceso de transición que le significó retirarse del sacerdocio, su relación de pareja y las responsabilidades habituales de su vida laica.
DESDE EL PÚLPITO SE PUEDE SERVIR Y DESTRUIR
Su trabajo cotidiano consiste en conocer personalmente a todos los precandidatos municipales, lograr que ayuden a la constitución del partido, recorriendo las regiones y filtrando a quienes no cumplan el perfil buscado por el partido, en cuanto a honestidad y liderazgo, los que vengan con “intenciones bajo la mesa” o buscando plata atraídos por el que califica como “mito” sobre los recursos puestos por Flores y Schaulsohn, porque sostiene que el 80 por ciento de la plata se obtiene a través de aportes locales.
Recalca que, a pesar de las dificultades de un sistema político concentrado en la Concertación y la Alianza es mejor competir por Chile Primero que como independientes porque “Chile Primero tiene mucha potencia y va a tener el doble en tres meses más. Esto de que se está creando la tercera fuerza política en Chile no es eufemismo ni un optimismo mentiroso”.
Comparando su experiencia política y religiosa, indica que “el sacerdote tiene un rol social muy potente. Es un líder local, un referente”. Argumenta que “no hay tema relacionado con el ser humano que no sea de interés del religioso, y paralelamente no hay acto humano que no sea político. En mi caso particular, la vinculación entre la vida religiosa y la política viene dada por la vocación de servicio público”, pero puntualiza que no tiene vocación de candidato por ahora.
Concluye señalando que el púlpito en la iglesia se parece al estrado del político en que “ambas son situaciones de poder y el poder es una hermosa herramienta de servicio o una macabra herramienta de destrucción, y se puede servir y destruir desde ambos púlpitos”, y en cuanto a la delgada línea de una y otra vocación “están más claramente distinguidas. Durante la dictadura militar eso era más complejo porque había una necesidad histórica de acción que se hacía más evidente que en democracia, y por lo tanto el paso de la oración a la acción era muy estrecha, y el paso de la acción a la acción política más estrecha aún, y en algunos casos de la acción política a la acción armada también. Es muy fácil en tiempos de dictadura creer que todos los medios son lícitos”.
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