EL MILAGRO DE LA UNIDAD DEMÓCRATA CRISTIANA EN SU CONGRESO IDEOLÓGICO

* Cuando muchos esperaban con avidez un nuevo enfrentamiento entre alvearistas y colorines, primó el sentido de responsabilidad y se evitó que la sangre llegara al río.


Quizás fue el espíritu del Cardenal Raúl Silva Henríquez, omnipresente en el Colegio salesiano Don Bosco en el que se realizó el 5º Congreso Ideológico de la Democracia Cristiana, el que produjo el milagro de que alvearistas y colorines llegaran a un acuerdo. Quizás no fue milagro, sino puro realismo político ante las expectativas de la prensa, ansiosa de interpretar cada diferencia como el triunfo de uno u otro sector, las que llevaron a los mil 700 delegados a darse cuenta que no podían seguir dando a la ciudadanía la impresión de un partido dividido y el sentimiento de responsabilidad se vio acrecentado.

Con la ayuda de la semántica, unos y otros se dieron cuenta que las diferencias entre las dos principales corrientes DC no eran tan grandes, y haciendo un esfuerzo encontraron puntos comunes que posibilitaron el acuerdo, Así, por ejemplo, la “corrección del modelo” que venía impulsando Adolfo Zaldívar se transformó en la “modificación de la estrategia de desarrollo”, que sí era aceptada por los alvearistas, aunque la diferencia entre uno y otro término nunca fue del todo clara.

Al término de esta edición, de las 34 comisiones en que se trabajó solo persistía como desacuerdo relevante la aceptación del aborto terapéutico, lo que sería resuelto después de una pausa para el partido Chile-Argentina, y la única que recibió pifias fue Mariana Aylwin, presidenta de la comisión organizadora del evento

Dentro de lo político, hubo consenso para reformar la Constitución en una amplia gama de aspectos, como el establecimiento de un Congreso unicameral, la elección democrática de intendentes y gobernadores, la realización de primarias presidenciales reguladas por ley para todos los partidos en un solo acto y el avanzar a un régimen político semi-presidencial, o al menos un sistema en el que Ejecutivo y Legislativo estén más equilibrados.

También hubo acuerdo para proponer que los cargos de elección popular pertenezcan a los partidos y no a los candidatos, con el fin de evitar los tránsfugas, y para limitar la reelección indefinida de los parlamentarios.

En lo económico, la “modificación de la estrategia de desarrollo” irá acompañada de cambios al funcionamiento de la CORFO, BancoEstado y el Banco Central; la mayor responsabilidad del Estado para regular y fiscalizar al sector privado, a fin de evitar abusos y asegurar que la economía social de mercado sea realmente social y no se agote en el mercado.

También se aceptó la propuesta del alvearismo de abrir la DC a los demás sectores de la sociedad, incluyendo confesiones religiosas distintas a la Iglesia Católica y a todo tipo de familias, sin perjuicio de promover como ideal el modelo de los hogares con dos padres comprometidos en el matrimonio.

En términos generales, todos parecían contentos: Los alvearistas impidieron que los colorines lograran imponer su tesis de la corrección del modelo y pudieran esgrimir ello como un triunfo de Adolfo Zaldívar, además de contar con un paquete de propuestas que muestren a la DC como un partido audaz y novedoso; y los colorines lograron que se recogieran, aunque con un nombre distinto, la mayor parte de sus propuestas centrales y se aprestan a continuación a continuar acicateando a Soledad Alvear, ahora con la responsabilidad de implementar los acuerdos de este 5º Congreso Ideológico.

Además, ninguno de los dos lotes cargó con la responsabilidad de fracturar al partido ni la Concertación. De todos modos, flotaba en el aire cierta dosis de amargura por la sensación de abandono contra la DC por parte de los dos últimos gobiernos concertacionistas. Fue frecuente escuchar en las comisiones que sí, que era cierto que desde 1990 el país ha avanzado mucho, pero que los grandes progresos se dieron con las presidencias de Patricio Aylwin y de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, mientras que los problemas de convivencia en la Concertación y las quejas del país vienen desde Ricardo Lagos a la fecha. Hubo un alto grado de coincidencia también en el pesimismo respecto al futuro, si no hay cambios en las políticas desarrolladas por la Concertación o, por lo menos, que el próximo Presidente de la República sea un demócrata cristiano. Sí o sí.

EL APLAUSÓMETRO

Cuando la noche del viernes entró Adolfo Zaldívar al gimnasio del Colegio Don Bosco donde se realizaba el Congreso Ideológico, fue recibido con una ovación. Soledad Alvear entró minutos después, sin ningún recibimiento.

Sin embargo, la misma cantidad de aplausos para Zaldívar se produjo en su contra, cuando Ricardo Hormazábal criticó su propuesta de corrección del modelo diciendo que la venía anunciando hace años sin hacer propuestas concretas al respecto.

La única expresión popular fue al inicio del debate, desde el sector de la JDC, que empezó a gritar por la unidad con la consigna “Adolfo Soledad, queremos unidad”. Este hecho fue publicado por Las Últimas Noticias bajo una interpretación curiosa: “Abajo Soledad, queremos unidad”, situación que fue desmentida por el presidente de la JDC Héctor Gárate, explicando que el error fue producto de que ese diario se dedica a la farándula y no sabe nada de política.

El aplausómetro no se pudo aplicar a Marcelo Trivelli, porque cuando le tocó intervenir había pasado la medianoche y ya se había producido una fuga en masa de la concurrencia. Al final, de los mil 700 delegados quedaban sólo cien a la 1:30 de la mañana.