FREI: EL MEDIADOR QUE LLEGÓ TARDE Y QUE NADIE INVITÓ
Al regreso de su viaje a Marruecos, y seguramente tras trazar sus próximos pasos entre paisajes exóticos y las atenciones del rey Mohamed IV, el ex-Presidente Eduardo Frei concretó su retorno a la competencia ofreciéndose como salvador de una Democracia Cristiana envuelta en una contienda sangrienta. Pero sus intenciones se topan con las suspicacias, una rivalidad sin cuartel que no deja espacios a mesías que no han sido invitados y la desaparición del freísmo que pudo apoyarlo en el pasado, absorbido por el alvearismo y los colorines.
En algún momento, a finales de la década de los ’50, un silencioso Eduardo Frei debió ser abordado en los pasillos del Instituto Luis Campino por un muchacho un año menor, flaco y colorín, llamado Adolfo Zaldívar que, entusiasmado por su ingreso a la naciente Democracia Cristiana, debe haber tratado de entablar conversación con el callado Frei para expresarle su admiración por quien sería pocos años después el primer presidente DC de Chile.
Ninguno de los dos sabía que Frei hijo sería también Presidente de la República y que el colorín flaco tendría a la entonces nueva colectividad sumergida en una intensa disputa por su afán de seguir los mismos pasos. Menos imaginaban en ese momento que el camino de la otra protagonista, siete años más joven y mujer, la llevaría al Liceo de Niñas Nº 1 y que por la diferencia de edad tampoco se encontraron en la universidad, perdiendo Soledad Alvear la oportunidad de forjar una de esas amistades adolescentes que tanto sirven en la vida adulta.
Este escenario es el que explica que la frase más importante dicha por Adolfo Zaldívar, casi sin querer en los últimos días, a propósito de la reaparición de Frei, sea tan significativa: “Con Eduardo somos amigos desde el colegio”. Con eso marcó una vinculación que, sin ser estrecha, se extiende por años y que, de paso, deja fuera a Soledad Alvear.
Quizás fue ese desprecio, sumado a las pretensiones de Frei por el protagonismo lo que encendió las luces de alarma en el alvearismo, desatando un inédito rechazo a las buenas intenciones del titular del Senado hasta marzo, ex-Primer Mandatario, ex-Presidente del PDC y dueño de uno de los mejores apellidos del falangismo, porque Frei no es sólo visto como un eventual competidor en la carrera a La Moneda sino que además se le marcó de inmediato como un no alineado con la directiva.
No es que Frei Ruiz-Tagle sea partidario del líder colorín, pero el sólo hecho de que sus palabras le sirvieran al sector de Zaldívar para recalcar que la primera responsabilidad en el conflicto es de la directiva de Soledad Alvear significó al oficialismo partidista asumir que el ex-presidente de la República no comparte el afán por la expulsión de Adolfo y quien no es aliado es adversario, en especial cuando se trata de despejar cualquier obstáculo a la carrera de Soledad Alvear.
Si lo que Frei deseaba era aparecer como salvador de la crisis, sólo logró recepción en uno de los bandos en pugna, y parcial de todos modos. El senador Hosaín Sabag, alejado momentáneamente del grupo colorín, introduce un matiz en las pretensiones de Frei: “Si la militancia estima que él puede formar o integrar una lista de unidad, evidentemente que su nombre puede estar disponible, pero él no está buscando ningún cargo especial del partido ni otro”, o sea puede no ser presidente dentro de una lista de consenso y se espera que sea el pueblo DC el que se lo pida. Con ese propósito, Frei está ya recorriendo el país, igual que casi todos los demás.
En cuanto al líder colorín, Sabag puntualiza que hay que diferenciar entre el episodio del Transantiago, que podría ser defendido, y las posteriores declaraciones de Adolfo Zaldívar sobre la honorabilidad de la directiva y que le valen que esté “hoy día muy cuestionado”, lo que no quita que tenga aún sus partidarios. Sabag añade que “espero que podamos buscar una solución, que lleve paz y armonía a nuestra colectividad, que calme los espíritus. Estas peleas nos desangran y nos destruyen, y la única forma de salir adelante es buscando esa paz”.
Otro parlamentario alejado del colorín es Pablo Lorenzini, para quien la forma en que apareció Frei, posando para la foto con Zaldívar, puede “parecer contradictoria a la ciudadanía. Creo que hubiera sido mejor esperar lo que resolviera el Tribunal Supremo y después hacer un planteamiento general” y pone como fecha para ello el mes de marzo.
Tan cercano a Soledad Alvear que la proclamó en Talca, Lorenzini dice creer en las buenas intenciones de Frei, pero comenta que lo concreto es que la batalla en la DC “se complica porque entra más gente al debate” y, si se entraba de mediar que eso no es posible “a estas alturas. Ya se excedió el ámbito de lo político en el Consejo Nacional, y las presentaciones de la directiva, con o sin fundamentos, no son un chiste”. La única mediación posible, a su juicio, la encarnó “en su momento Andrés Zaldívar”, pero ya pasó esa oportunidad.
También el vacío para la mediación de Frei es responsabilidad de Zaldívar, ya que sus últimos dichos sobre la vinculación entre la directiva y hechos de corrupción terminaron por alinear incluso a quienes no forman parte de los bandos, como el diputado Eduardo Saffirio, al menos hasta que el senador de Aysén de explicaciones por sus dichos.
“La mesa del partido no es media asociación ilícita, o es gente honrada, que es lo que yo creo, o es gente deshonesta. Yo tengo amigos en esa mesa por los cuales pongo las manos en el fuego: Jorge Burgos y Sergio Micco, dos políticos de intachable calidad moral y que forman parte de esa mesa que ha sido tratada de asociación ilícita. Aquí se han dicho cosas de tal gravedad que no hay espacio a mediación ninguna. Me parece muy loable el espíritu del senador Frei, pero aquí hay puntos en los que no es posible mediación”.
Junto con reconocer que la intervención de Frei puede servir a “bajar las pasiones”, Saffirio precisa que en algunos aspectos es posible un consenso, pero “en otros las cosas son en blanco o negro”, y menciona dentro de los primeros la implementación del Congreso Ideológico y el fortalecimiento de la Democracia Cristiana, al menos “para todos los que queremos eso. Al margen de cuáles han sido las posiciones internas, hay un amplio espacio de acuerdo en la medida que todos estemos en lo mismo”.
LA CARRERA A ALAMEDA 1460
Los colorines reconocen el peso de Eduardo Frei, pero prefieren esperar la marcha de los acontecimientos. Como señala el diputado Jaime Mulet, junto con recordar las coincidencias de Frei y Zaldívar en el Transantiago, “todavía” no es el momento de plantear una directiva de consenso, agregando luego que “Frei es una persona que tiene todo nuestro aprecio y puede volver”, pero “hay que ver los escenarios caso a caso. Yo creo que él es un presidenciable para el partido y para el país, pero hay que ver en qué condiciones, qué ocurre. Estamos en medio de un proceso bastante complejo”.
De todos modos, la carrera por la Presidencia de la República tiene una etapa previa, que es la Presidencia de la Democracia Cristiana, a la cual se ofreció Frei casi como un voluntario que va al sacrificio, generando de inmediato el anuncio de Soledad Alvear de buscar la reelección, sin recurrir a extensiones de su mandato hasta las municipales, como era el plan antes de la crisis. Hay que apuntar que Alvear tiene un recuerdo amargo de su precandidatura presidencial anterior, cuando Zaldívar dirigía el PDC y hubo acusaciones mutuas sobre el apoyo que se le dio en la competencia, que finalmente ganó por abandono la actual presidenta Michelle Bachelet.
El propósito de Soledad Alvear por mantener la campanilla y el timbre de Alameda 1460 no tiene en Frei a su único obstáculo, aunque puede ser hasta hoy el más serio: Marcelo Trivelli sigue en campaña por hacerse de la precandidatura a La Moneda y el diputado Gabriel Ascencio -aliado circunstancial de los colorines pero proveniente de los ahora dispersos chascones, con los que ha estado reforzando amistades- mantiene su postulación a la presidencia DC.
Se han interpretado los anuncios de Alvear y Frei por recorrer el país, reuniéndose con la militancia, como demostración de su compromiso con la elección interna prevista para abril-mayo del 2008, pero Trivelli explica que él lleva seis meses en la carretera y en el círculo de Ascencio informan que tienen otros dos meses en lo mismo.
Un cercano a Ascencio comenta que en los ’80 era habitual que hasta los consejeros nacionales del PDC recorrieran las comunas, por lo que señala con algo de sorna que “si los grandes liderazgos del partido dan el ejemplo, recogiendo la opinión de las bases, es fantástico. Siempre es bienvenido que los dirigentes salgan a conversar, pero sería bueno que no fuera sólo cuando hay una crisis”.
Los que pretenden el cargo de Presidente del PDC no son los únicos que recorren el país, porque a Alvear, Frei, Trivelli y Ascencio hay que sumar también al propio Adolfo Zaldívar, que tenía previsto llegar a Concepción durante este fin de semana.
Trivelli valoró la intervención de Frei, pero no resaltando su figura, sino el hecho de que “recoge los anhelos de los militantes de base, según lo he podido constatar en reuniones sostenidas en todo Chile”, en cuanto al propósito que él mismo comparte sobre “focalizar el accionar político de la DC en Chile y su gente”.
En conversación con LND, Marcelo Trivelli agrega que es “bueno que (Frei) se involucre. Le hace bien a la discusión política y es positivo que se haga de forma pública porque en un partido político la ropa sucia se lava en público”, del mismo que plantea que las aspiraciones presidenciales de todos se deben hacer explícitas, como lo hizo él, porque es “mejor que se transparenten para el partido y para el país”.
Aunque comparte el llamado a la paz hecho por Frei “porque no sobra nadie”, Trivelli reconoce cierto grado de inocencia de parte de la segunda autoridad política del país. “Nosotros hemos llamado a pacificar los espíritus. Frei usó la misma palabra, y se nos ha acusado de inocentes, amarillos o ñoños. Es difícil cuando hay un conflicto de esta magnitud, pero hay que mantener la esperanza. Cuando se llama a la paz, no pasa nada. Son procesos más largos”.
En el mismo sentido, en el círculo de Gabriel Ascencio, que se encontraba fuera del país, se advierte “cierta inocencia” por parte de Frei, en cuanto a proponer una mesa integrada, y de hecho el alvearismo ya descalificó la sugerencia. Precisan que la candidatura del chilote sigue en pie “pero la política es dinámica y estamos abiertos a todo lo que nos permita que Gabriel sea el Presidente del partido, o que se logre la solución más adecuada para asegurar la integración”.
Este sector valora, como los colorines, que Frei apuntara a la responsabilidad de la directiva en la actual crisis, aunque no olvida la cuota de Zaldívar. “No solo Adolfo se desboca. Uno lo hace por sus dichos y el otro por falta de conducción” y agregan que una eventual expulsión no soluciona nada “porque se va a disparar desde fuera y desde adentro, y se va a estar buscando siempre la reincorporación de Adolfo”.
Para los ascencistas un tema especialmente importante es lo que comparten con los chascones que están con Soledad Alvear, en cuanto a que no puede presidir la DC quien tenga aspiraciones palaciegas: “Ya hay experiencia en eso, y ha sido un desastre”, y es por todo este diagnóstico que creen que “a estas alturas hay que ir a una elección (de la Presidencia DC) derechamente para crear liderazgos. Sin duda, Sole es la mejor posicionada, pero hay otros candidatos y es necesario que la militancia decida en un proceso en el que exista el compromiso absoluto de los derrotados para apoyar al ganador o ganadora”.
Por su parte, los chascones que respaldan a Soledad Alvear advirtieron por medio de una declaración que “en este escenario de conflicto nadie gana. Más aún, todos perdemos y eso le hace mal a Chile y a su gente”, a pesar de lo cual no quisieron comentar la situación de Frei para “no inflarlo”.
Los chascones-alvearistas explican en su documento que la crisis DC es fruto de “un proceso largo, en el cual una seguidilla de errores ha llevado a que el deterioro de la convivencia se trata de recomponer por la vía de la imposición, desde uno y otro lado… Estamos frente a grupos que no tienen voluntad de construir acuerdos y son incapaces de superar sus diferencias históricas que se arrastran por casi 40 años. En este permanente conflicto se han destruido mutuamente y están llevándonos a la destrucción del Partido Demócrata Cristiano. En los últimos 15 años, figuras como Valdés, Foxley, Alvear y Zaldívar, entre otros, han caído victima de la mezquindad de unos y otros”.
En algún momento, a finales de la década de los ’50, un silencioso Eduardo Frei debió ser abordado en los pasillos del Instituto Luis Campino por un muchacho un año menor, flaco y colorín, llamado Adolfo Zaldívar que, entusiasmado por su ingreso a la naciente Democracia Cristiana, debe haber tratado de entablar conversación con el callado Frei para expresarle su admiración por quien sería pocos años después el primer presidente DC de Chile.
Ninguno de los dos sabía que Frei hijo sería también Presidente de la República y que el colorín flaco tendría a la entonces nueva colectividad sumergida en una intensa disputa por su afán de seguir los mismos pasos. Menos imaginaban en ese momento que el camino de la otra protagonista, siete años más joven y mujer, la llevaría al Liceo de Niñas Nº 1 y que por la diferencia de edad tampoco se encontraron en la universidad, perdiendo Soledad Alvear la oportunidad de forjar una de esas amistades adolescentes que tanto sirven en la vida adulta.
Este escenario es el que explica que la frase más importante dicha por Adolfo Zaldívar, casi sin querer en los últimos días, a propósito de la reaparición de Frei, sea tan significativa: “Con Eduardo somos amigos desde el colegio”. Con eso marcó una vinculación que, sin ser estrecha, se extiende por años y que, de paso, deja fuera a Soledad Alvear.
Quizás fue ese desprecio, sumado a las pretensiones de Frei por el protagonismo lo que encendió las luces de alarma en el alvearismo, desatando un inédito rechazo a las buenas intenciones del titular del Senado hasta marzo, ex-Primer Mandatario, ex-Presidente del PDC y dueño de uno de los mejores apellidos del falangismo, porque Frei no es sólo visto como un eventual competidor en la carrera a La Moneda sino que además se le marcó de inmediato como un no alineado con la directiva.
No es que Frei Ruiz-Tagle sea partidario del líder colorín, pero el sólo hecho de que sus palabras le sirvieran al sector de Zaldívar para recalcar que la primera responsabilidad en el conflicto es de la directiva de Soledad Alvear significó al oficialismo partidista asumir que el ex-presidente de la República no comparte el afán por la expulsión de Adolfo y quien no es aliado es adversario, en especial cuando se trata de despejar cualquier obstáculo a la carrera de Soledad Alvear.
Si lo que Frei deseaba era aparecer como salvador de la crisis, sólo logró recepción en uno de los bandos en pugna, y parcial de todos modos. El senador Hosaín Sabag, alejado momentáneamente del grupo colorín, introduce un matiz en las pretensiones de Frei: “Si la militancia estima que él puede formar o integrar una lista de unidad, evidentemente que su nombre puede estar disponible, pero él no está buscando ningún cargo especial del partido ni otro”, o sea puede no ser presidente dentro de una lista de consenso y se espera que sea el pueblo DC el que se lo pida. Con ese propósito, Frei está ya recorriendo el país, igual que casi todos los demás.
En cuanto al líder colorín, Sabag puntualiza que hay que diferenciar entre el episodio del Transantiago, que podría ser defendido, y las posteriores declaraciones de Adolfo Zaldívar sobre la honorabilidad de la directiva y que le valen que esté “hoy día muy cuestionado”, lo que no quita que tenga aún sus partidarios. Sabag añade que “espero que podamos buscar una solución, que lleve paz y armonía a nuestra colectividad, que calme los espíritus. Estas peleas nos desangran y nos destruyen, y la única forma de salir adelante es buscando esa paz”.
Otro parlamentario alejado del colorín es Pablo Lorenzini, para quien la forma en que apareció Frei, posando para la foto con Zaldívar, puede “parecer contradictoria a la ciudadanía. Creo que hubiera sido mejor esperar lo que resolviera el Tribunal Supremo y después hacer un planteamiento general” y pone como fecha para ello el mes de marzo.
Tan cercano a Soledad Alvear que la proclamó en Talca, Lorenzini dice creer en las buenas intenciones de Frei, pero comenta que lo concreto es que la batalla en la DC “se complica porque entra más gente al debate” y, si se entraba de mediar que eso no es posible “a estas alturas. Ya se excedió el ámbito de lo político en el Consejo Nacional, y las presentaciones de la directiva, con o sin fundamentos, no son un chiste”. La única mediación posible, a su juicio, la encarnó “en su momento Andrés Zaldívar”, pero ya pasó esa oportunidad.
También el vacío para la mediación de Frei es responsabilidad de Zaldívar, ya que sus últimos dichos sobre la vinculación entre la directiva y hechos de corrupción terminaron por alinear incluso a quienes no forman parte de los bandos, como el diputado Eduardo Saffirio, al menos hasta que el senador de Aysén de explicaciones por sus dichos.
“La mesa del partido no es media asociación ilícita, o es gente honrada, que es lo que yo creo, o es gente deshonesta. Yo tengo amigos en esa mesa por los cuales pongo las manos en el fuego: Jorge Burgos y Sergio Micco, dos políticos de intachable calidad moral y que forman parte de esa mesa que ha sido tratada de asociación ilícita. Aquí se han dicho cosas de tal gravedad que no hay espacio a mediación ninguna. Me parece muy loable el espíritu del senador Frei, pero aquí hay puntos en los que no es posible mediación”.
Junto con reconocer que la intervención de Frei puede servir a “bajar las pasiones”, Saffirio precisa que en algunos aspectos es posible un consenso, pero “en otros las cosas son en blanco o negro”, y menciona dentro de los primeros la implementación del Congreso Ideológico y el fortalecimiento de la Democracia Cristiana, al menos “para todos los que queremos eso. Al margen de cuáles han sido las posiciones internas, hay un amplio espacio de acuerdo en la medida que todos estemos en lo mismo”.
LA CARRERA A ALAMEDA 1460
Los colorines reconocen el peso de Eduardo Frei, pero prefieren esperar la marcha de los acontecimientos. Como señala el diputado Jaime Mulet, junto con recordar las coincidencias de Frei y Zaldívar en el Transantiago, “todavía” no es el momento de plantear una directiva de consenso, agregando luego que “Frei es una persona que tiene todo nuestro aprecio y puede volver”, pero “hay que ver los escenarios caso a caso. Yo creo que él es un presidenciable para el partido y para el país, pero hay que ver en qué condiciones, qué ocurre. Estamos en medio de un proceso bastante complejo”.
De todos modos, la carrera por la Presidencia de la República tiene una etapa previa, que es la Presidencia de la Democracia Cristiana, a la cual se ofreció Frei casi como un voluntario que va al sacrificio, generando de inmediato el anuncio de Soledad Alvear de buscar la reelección, sin recurrir a extensiones de su mandato hasta las municipales, como era el plan antes de la crisis. Hay que apuntar que Alvear tiene un recuerdo amargo de su precandidatura presidencial anterior, cuando Zaldívar dirigía el PDC y hubo acusaciones mutuas sobre el apoyo que se le dio en la competencia, que finalmente ganó por abandono la actual presidenta Michelle Bachelet.
El propósito de Soledad Alvear por mantener la campanilla y el timbre de Alameda 1460 no tiene en Frei a su único obstáculo, aunque puede ser hasta hoy el más serio: Marcelo Trivelli sigue en campaña por hacerse de la precandidatura a La Moneda y el diputado Gabriel Ascencio -aliado circunstancial de los colorines pero proveniente de los ahora dispersos chascones, con los que ha estado reforzando amistades- mantiene su postulación a la presidencia DC.
Se han interpretado los anuncios de Alvear y Frei por recorrer el país, reuniéndose con la militancia, como demostración de su compromiso con la elección interna prevista para abril-mayo del 2008, pero Trivelli explica que él lleva seis meses en la carretera y en el círculo de Ascencio informan que tienen otros dos meses en lo mismo.
Un cercano a Ascencio comenta que en los ’80 era habitual que hasta los consejeros nacionales del PDC recorrieran las comunas, por lo que señala con algo de sorna que “si los grandes liderazgos del partido dan el ejemplo, recogiendo la opinión de las bases, es fantástico. Siempre es bienvenido que los dirigentes salgan a conversar, pero sería bueno que no fuera sólo cuando hay una crisis”.
Los que pretenden el cargo de Presidente del PDC no son los únicos que recorren el país, porque a Alvear, Frei, Trivelli y Ascencio hay que sumar también al propio Adolfo Zaldívar, que tenía previsto llegar a Concepción durante este fin de semana.
Trivelli valoró la intervención de Frei, pero no resaltando su figura, sino el hecho de que “recoge los anhelos de los militantes de base, según lo he podido constatar en reuniones sostenidas en todo Chile”, en cuanto al propósito que él mismo comparte sobre “focalizar el accionar político de la DC en Chile y su gente”.
En conversación con LND, Marcelo Trivelli agrega que es “bueno que (Frei) se involucre. Le hace bien a la discusión política y es positivo que se haga de forma pública porque en un partido político la ropa sucia se lava en público”, del mismo que plantea que las aspiraciones presidenciales de todos se deben hacer explícitas, como lo hizo él, porque es “mejor que se transparenten para el partido y para el país”.
Aunque comparte el llamado a la paz hecho por Frei “porque no sobra nadie”, Trivelli reconoce cierto grado de inocencia de parte de la segunda autoridad política del país. “Nosotros hemos llamado a pacificar los espíritus. Frei usó la misma palabra, y se nos ha acusado de inocentes, amarillos o ñoños. Es difícil cuando hay un conflicto de esta magnitud, pero hay que mantener la esperanza. Cuando se llama a la paz, no pasa nada. Son procesos más largos”.
En el mismo sentido, en el círculo de Gabriel Ascencio, que se encontraba fuera del país, se advierte “cierta inocencia” por parte de Frei, en cuanto a proponer una mesa integrada, y de hecho el alvearismo ya descalificó la sugerencia. Precisan que la candidatura del chilote sigue en pie “pero la política es dinámica y estamos abiertos a todo lo que nos permita que Gabriel sea el Presidente del partido, o que se logre la solución más adecuada para asegurar la integración”.
Este sector valora, como los colorines, que Frei apuntara a la responsabilidad de la directiva en la actual crisis, aunque no olvida la cuota de Zaldívar. “No solo Adolfo se desboca. Uno lo hace por sus dichos y el otro por falta de conducción” y agregan que una eventual expulsión no soluciona nada “porque se va a disparar desde fuera y desde adentro, y se va a estar buscando siempre la reincorporación de Adolfo”.
Para los ascencistas un tema especialmente importante es lo que comparten con los chascones que están con Soledad Alvear, en cuanto a que no puede presidir la DC quien tenga aspiraciones palaciegas: “Ya hay experiencia en eso, y ha sido un desastre”, y es por todo este diagnóstico que creen que “a estas alturas hay que ir a una elección (de la Presidencia DC) derechamente para crear liderazgos. Sin duda, Sole es la mejor posicionada, pero hay otros candidatos y es necesario que la militancia decida en un proceso en el que exista el compromiso absoluto de los derrotados para apoyar al ganador o ganadora”.
Por su parte, los chascones que respaldan a Soledad Alvear advirtieron por medio de una declaración que “en este escenario de conflicto nadie gana. Más aún, todos perdemos y eso le hace mal a Chile y a su gente”, a pesar de lo cual no quisieron comentar la situación de Frei para “no inflarlo”.
Los chascones-alvearistas explican en su documento que la crisis DC es fruto de “un proceso largo, en el cual una seguidilla de errores ha llevado a que el deterioro de la convivencia se trata de recomponer por la vía de la imposición, desde uno y otro lado… Estamos frente a grupos que no tienen voluntad de construir acuerdos y son incapaces de superar sus diferencias históricas que se arrastran por casi 40 años. En este permanente conflicto se han destruido mutuamente y están llevándonos a la destrucción del Partido Demócrata Cristiano. En los últimos 15 años, figuras como Valdés, Foxley, Alvear y Zaldívar, entre otros, han caído victima de la mezquindad de unos y otros”.
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