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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Wednesday, February 27, 2008

EL DÍA DESPUES DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA VATICINA MÁS ENFRENTAMIENTOS

Sólo los más acérrimos partidarios de Soledad Alvear creen que con la inminente expulsión del senador Adolfo Zaldívar se aquietarán las aguas del falangismo, por la sencilla razón de que los colorines se siguen sintiendo amenazados y preparan una nutrida artillería judicial y política para seguir dando la pelea.


Si hubiera que graficar lo que ocurre en la Democracia Cristiana necesariamente habría que pedir a los tres principales grupos su impresión, porque los ánimos no están para soportar el humor que puede inspirar un titular de prensa y el sentido navideño que puede reinar en algunos corazones se encuentra lejos de los espíritus del falangismo, que ven en la posibilidad de que sea expulsado Adolfo Zaldívar sólo un round más de una pelea que va para largo.

En fuentes del Tribunal Supremo que deberá resolver la situación del líder colorín este martes se anticipa que habrá una sanción, que la decisión no será unánime y que habrá dos textos, uno de la mayoría, posiblemente redactado por el presidente del Tribunal, el ex-ministro del Interior de Frei Carlos Figueroa, y otro de la minoría.

Se sabe ya también con seguridad que el Tribunal DC no aceptará el cuestionamiento de la defensa de Zaldívar a su constitución, dado el aparente incumplimiento de las formalidades exigidas por la Ley de Partidos Políticos, con lo que este tema servirá para una de las varias acciones ante tribunales que se encuentra preparando el abogado de Zaldívar, el ex-diputado colorín Hernán Bosselin.

En estos días el que aparece más calmado es justamente Adolfo Zaldívar, quien declaró sentirse “tranquilo”, mientras está a la espera de los acontecimientos, y como contraparte quienes aparecen más agitados son los mediadores que tratan de evitar que la sangre llegue al río y que, por lo menos, se concuerde en una nueva mesa directiva que de garantías a todos los sectores y permita recomponer la unidad partidaria.

Este esfuerzo que reúne a Eduardo Frei, Andrés Zaldívar, Jaime Ravinet y Marcelo Trivelli, con participaciones esporádicas de los senadores de la VIII Región Hosaín Sabag (ex-colorín) y Mariano Ruiz-Esquide (chascón-alvearista) se encuentra promoviendo una directiva consensuada en la que no participen quienes tengan aspiraciones presidenciales (Frei y Trivelli incluidos), lo que ha sido bien acogido por todos, excepto el alvearismo, que insiste en la reelección de Soledad Alvear como Presidenta DC en los comicios previsto para abril próximo. De hecho, ya suenan los nombres de Sabag y de Andrés Zaldívar como eventuales presidentes de consenso, mientras otros se disputan la propiedad de la idea de la directiva de consenso.

¿CÓMO SIGUE LA PELEA?

Lo que no tiene previsto el alvearismo es que, aunque Adolfo Zaldívar sea expulsado, como parece ser altamente probable, los colorines seguirán luchando por dañar el liderazgo de Alvear. Por lo pronto, cercanos a la defensa que destacan que el líder colorín tiene “muy buenos abogados”, anticipan también que los recursos a la Justicia no se limitarán a la constitución del Tribunal Supremo ni a la preeminencia de las leyes al reglamento partidario -con lo que la desobediencia de las órdenes y acuerdos deja de servir como fundamento para la sanción-, sino que abarcarán más aspectos que, lógicamente, no se adelantan para no permitir que la contraparte se prepare, aunque se ha insinuado que se llevaría a tribunales la situación de Luis Ajenjo como responsable en EFE y su relación familiar con Soledad Alvear. Jugando al misterio, el abogado Hernán Bosselin dice que no puede decir “nada de nada”.

Esto significa, en términos prácticos, que la batalla judicial se puede extender con facilidad hasta el día mismo de la elección de la próxima mesa DC, en abril o mayo, afectando todo el proceso que ya estará enturbiado con las posiciones concordadas entre colorines, chascones y freistas en cuanto a la necesidad de que Soledad Alvear, junto a todos los eventuales presidenciables, se aparte de la conducción partidaria.

En este sentido, Hosaín Sabag explica la mediación diciendo que esta apunta a “unir al partido después de una confrontación en que se expulsa a un militante que ha sido muy destacado, que los últimos 4 años ha sido presidente nacional y además es un senador. Es evidente que él cuenta con mucha simpatía, dentro y fuera del partido”, y agrega que “una de las maneras de pacificar (al partido) es que nuevos rostros se hagan cargo, con un sentido unitario, no confrontacional, buscando la integración de todas las sensibilidades”.

El diputado alvearista Roberto León expone, por el otro lado, los motivos para no dar paso al consenso: “Soledad Alvear es una mujer de una sola palabra y puso su nombre a disposición: Quienes no estén de acuerdo, podrán competir con ella en las próximas elecciones”. A ello se une la amarga experiencia de su pasada candidatura, cuando Adolfo Zaldívar presidía la DC y los alvearistas se sintieron abandonados, debiendo al fin aceptar la mejor opción de Michelle Bachelet y dejar la competencia antes de llegar a la primaria concertacionista.

El diputado colorín Carlos Olivares, ataca diciendo que “la presidencia de la senadora Soledad Alvear ha complicado mucho las cosas al ser ella una virtual candidata presidencial. Desde que asumió la presidencia del partido fue siempre candidata” y la diputada del mismo sector Alejandra Sepúlveda acota que “el partido no es un trampolín para la Presidencia de la República. El partido necesita un presidente que piense en su institucionalidad, no en cómo se utiliza para trampolín”.

Entre medio de alvearistas y colorines y que contemplan el enfrentamiento, el Intendente de Valparaíso Iván De la Maza comenta que “no es bueno andar siempre persiguiéndonos. En la Democracia Cristiana siempre ha habido disidencias duras” y el diputado Gabriel Ascencio, que pretende competir en las elecciones internas a nombre de los chascones señala que “todos los grupos internos debieran asumir la cuota de responsabilidad que les corresponde por la crisis, y a partir de eso tratar de conciliar posiciones que produzcan el reencuentro, la conciliación o algún tipo de consenso básico que nos permita sobrevivir”, agregando luego que “Soledad debiera prestarle atención a los requerimientos que le hace gente como Eduardo Frei, Ravinet, Andrés Zaldívar o Trivelli, porque independiente de lo que diga el tribunal, el fallo va a producir un remezón, y después del fallo se va a escuchar a lo largo de Chile en las bases demócrata cristianas la necesidad de encontrar puntos de unidad. Yo creo que todo el mundo está por ese camino y no por la desintegración del partido”.

LO QUE VIENE

Sin duda, de aquí a abril la Democracia Cristiana va a seguir protagonizando las noticias, sin el habitual receso de las vacaciones, con sus líderes recorriendo el país para convencer a la militancia de sus posiciones y realineando las filas para la elección interna.

Por lo pronto, los dos principales sectores tienen mala impresión del futuro próximo. Roberto León, por ejemplo, está seguro que Zaldívar va a “seguir creándole problemas a la DC. La expulsión es vital por todas las actitudes que ha tenido y sigue teniendo. Espero que prime la cordura, pero las señales que ha habido son malas”.

Alejandra Sepúlveda, en tanto, asegura que los diputados colorines continuarán tratando de lograr lo que llaman la rectificación del modelo y que “si eso tiene como consecuencia complicar a la directiva, es otra cosa, pero nunca ha sido nuestro propósito”, acotando luego que “en este último tiempo ha habido amenazas permanentes y esta sensación de que quieren que dejemos el partido. Nos han colocado las maletas en la puerta, pero este partido también es nuestro, y por lo tanto retiramos las maletas de la puerta y las volvemos a colocar en el closet”.

Para quienes están al medio, ambos grupos están encerrados en sus posiciones, y por eso el diputado ex-colorín Jorge Sabag dice que “se ve una animosidad muy grande de parte de los principales actores de este conflicto, de ambos lados. Nadie quiere ceder un ápice. Adolfo fue más agresivo de lo que esperaba en la sesión del Tribunal; la presidenta del partido y la mesa han insistido en que van a repostularse, o sea nos mantenemos en dos posiciones extremas”.

De la Maza estima que “se descalifica de modo exagerado y hay que rectificar errores” y que “hace falta cordura”, explicando que la pertenencia a un grupo es como ponerse “un timbre en el lomo y cuando uno tiene una posición distinta es tomado como una traición, lo que es absurdo porque significaría que habría como cinco partidos dentro del partido”.

Varias de las fuentes consultadas usaron la expresión “legítimo derecho” para referirse al propósito del alvearismo de mantener el control del partido y al de los colorines de llevar el conflicto a los tribunales, en caso de una expulsión, pero confían en que tras el fallo, la Navidad, el Año Nuevo y el relativo receso veraniego los ánimos se calmen y se comprenda que no se puede continuar en una batalla permanente, en especial porque esta lucha terminará afectando a los candidatos a alcaldes y concejales de la DC.

Así las cosas, se confía en que vaya tomando cuerpo y peso la idea del entendimiento que impulsan colorines, chascones y lo poco que queda del freísmo para que Soledad Alvear no siga conduciendo al partido y para que la unidad se de sobre la base de los acuerdos del último Congreso Ideológico, porque, como dice Gabriel Ascencio, “el tema de las ideas ya lo habíamos resuelto. Era obvio que teníamos un piso para poner orden, disciplina y lealtades en torno a ese conjunto de ideas que estaban ya aprobadas por el partido. El problema es la forma de resolver las crisis de poder, ahí estamos fallando”.

Hay acuerdo también entre los neutros en cuanto a que la crisis se prolonga si Adolfo Zaldívar judicializa el conflicto y si Soledad Alvear no se allana a la mesa de consenso y no reconoce la existencia de la crisis, y el mismo Ascencio hace un buen resumen de la situación actual entre Alvear y Zaldívar y lo que se considera como un acuerdo inevitable: “No es un problema de confianza. Es una cuestión lógica. Si no, no sobrevive ni uno ni el otro, los dos pierden en este cuadro. Es redifícil para ellos en este momento empezar a ceder en sus posiciones. Después del fallo se va a dar un clima distinto y la inmensa mayoría va a decir ‘atrás sin golpes’”, agregando finalmente que “esto no es solamente un problema de la Democracia Cristiana: Es también un problema de la Concertación, si la Concertación tampoco está tan ordenadita”.

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