My Photo
Name:
Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Thursday, February 21, 2008

EL DESGRANE DEL CHOCLO COLORÍN

El poder de los colorines dentro de la Democracia Cristiana es un asunto misterioso. Basados más en la inteligencia para preparar cada actuación y atacar en el momento preciso, nunca han sido un grupo con muchos adherentes sino que cuentan con apoyos ocasionales que, dependiendo de la capacidad para alcanzar el poder y repartirlo, le han permitido un importante auge que los ha llevado a ser el mayor dolor de cabeza de Michelle Bachelet y de Soledad Alvear.

Los colorines fueron, en sus inicios, conocidos como los renovadores y nacen a partir de la sociedad amistosa y profesional en los años ’70 de Adolfo Zaldívar, Narciso Irureta, Hernán Bosselin y Ramón Briones. Hoy el estudio Bosselin, Briones, Irureta y Hernández comprende además a Sergio Hernández, dos hijos de Irureta -quien fue presidente del PDC en 1960 y en 1971, ministro de Transportes de Frei Ruiz-Tagle y falleció el 26 de diciembre del 2005- y otros tantos herederos de Bosselin y Briones.

La principal participación política de Adolfo Zaldívar durante la dictadura fue el respaldo profesional dado a Jaime Castillo Velasco para la defensa de los perseguidos por el régimen y como cofundador de la Comisión Chilena de Derechos Humanos.

Aunque fue consejero nacional desde 1983, la primera figuración relevante de Adolfo Zaldívar fue cuando se comenzó a constituir la Concertación y postuló la tesis de la “coalición chica”, compuesta por el PDC, radicales, socialdemócratas y otras colectividades menores hasta el PPD. La tesis central de la “coalición chica” era que los socialistas que aún se mantenían vinculados al marxismo hicieran una lista de candidatos al Parlamento separada para no espantar al posible electorado que había respaldado a Pinochet.

En una entrevista de mayo de 1989 Zaldívar declaraba que “estamos convencidos que con el sistema de listas paralelas podemos captar un fuerte electorado que votó por el ‘Sí’ y que no es precisamente de Derecha. Creo que un gran porcentaje que votó por el ‘Sí’ es independiente”. Como la historia lo constata, no fue escuchado pero sí logró la primera gran polémica de la reestrenada democracia, aún con Pinochet en palacio.

Su otro acierto político fue inscribir la candidatura presidencial de Patricio Aylwin, a la sazón Presidente del PDC, a pesar de que cuando fue electo como jefe del falangismo había hecho la promesa de no presentarse a las primeras elecciones para garantizar neutralidad. En esa época, Aylwin y Zaldívar actuaban juntos y compartían la estrategia de la “coalición chica. Antes de las elecciones se produjo el distanciamiento, cuando Aylwin y Edgardo Böeninger resolvieron que era mejor ampliar la Concertación, aunque sin comunistas.

En esos años, Zaldívar mostraba su malestar: “Aylwin ya está elegido y lo respaldaremos. Pero quiero dejar en claro que él ha tenido un cambio, no sé si para bien o para mal. Eso lo dirá el tiempo”.

Ante la inminencia de las elecciones, se concentra en su propio desafío electoral: La senaduría de Atacama, que pierde frente al socialista Ricardo Núñez por poco más de 5 mil votos. Dentro de los colorines, en las mismas elecciones de 1989 sólo participa Hernán Bosselin, quien sí logra ser electo como diputado por el distrito 18 correspondiente a las comunas de Quinta Normal, Cerro Navia y Lo Prado, dejando en el camino con facilidad a la postulante de los Verdes Anna L'Homme. Al término de ese período, Bosselin es reemplazado por Ignacio Balbontín, quien junto a Guido Girardi -aún desconocido- dobla a la oposición, mientras el socio de Zaldívar deja de lado cualquier interés por una carrera política propia.

QUIÉN ES QUIÉN

Aunque los colorines han pasado por diversas etapas de auge y menor relevancia, siempre han sido cuatro hombres los que componen el núcleo central de esta corriente: Adolfo Zaldívar, Hernán Bosselin, Ramón Briones y Narciso Irureta, quienes han operado como asesores políticos en cada etapa de la carrera de colorín, incluyendo el período en que presidió la DC, del 2002 al 2006.

Fue Narciso Irureta -el "vasco"- quien encarnó en 1991 la primera aventura de los colorines por el control del PDC. A pesar de su prestigio, tuvo la mala suerte de que su contrincante fuera Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que ya estaba lanzado en su propia apuesta presidencial, arrasó con cerca del 70 por ciento de los votos y culminaría con éxito su empeño sólo dos años después.

Al “grupo chico” habría que agregar como una suerte de quinta pata de la mesa al periodista Juan Carlos Osega, permanente colaborador de Adolfo Zaldívar y uno de los pocos cuya opinión es reconocida por el líder colorín, aunque se sigue sosteniendo que son Bosselin y Briones los que ayudan en el diseño de las estrategias de largo plazo. Curiosamente, en estos tiempos globalizados, el nombre de Osega no arroja ningún resultado en Google.

Zaldívar escucha a mucha gente, pero la estrategia de largo aliento con la que le gusta trabajar y que le vale el reconocimiento como una persona “sin mística, pero con inteligencia estratégica” las toma con el núcleo de sus amigos.

El Grupo de los 9, los diputados que a comienzos del actual período parlamentario fueron clasificados como colorines tiene la posibilidad de expresar sus opiniones pero por lo general no participan de la decisión final.

En el Senado, el único aliado de Zaldívar es Hosaín Sabag, que en el último tiempo ha marcado distancia e incluso no estuvo de acuerdo en el rechazo de la partida presupuestaria para el Transantiago, atendiendo al argumento de que su deber era apoyar al Gobierno de la Presidenta Bachelet en “las buenas y en las malas”.

Frente a la amenaza a la subsistencia colorina, Sabag explica la necesidad de sacar el pie del acelerador y poner paños fríos. Se tiene la convicción de que el líder colorín ha presionado más de lo aconsejable, poniendo en riesgo a todo el lote, por lo que algunos ya han comenzado a desembarcarse ante la inminencia del hundimiento. Aunque se le reconoce a Zaldívar una extraordinaria capacidad para planificar incluso con años de adelanto, el hecho de que no explique sus planes a sus seguidores ha significado nerviosismo y una pérdida de confianza.

En cuanto a contrapesos dentro de los colorines, el único fuera del grupo inicial que tuvo en cierto momento la posibilidad de incidir en las decisiones finales era el ex-senador Rafael Moreno, actualmente embajador en Londres. Moreno tenía un prestigio propio por haber sido el principal organizador de la Reforma Agraria durante la gestión de Frei padre y por su paso de largos años como subdirector general de la FAO.

Después de perder en la elección como director general de este organismo, con un respaldo inéditamente intenso del entonces Presidente Frei Ruiz-Tagle, Moreno retornó a Chile, fue electo con la primera mayoría como senador por la VI Región y, a la hora de retomar sus vínculos con los grupos internos de la DC, optó por los colorines. Sin embargo, Moreno nunca aceptó ser un colorín cien por ciento puro porque siempre contó con respaldos más amplios en todas las corrientes internas y entre la Juventud, en donde lo tratan como “Don Rafa”. De hecho, su nombre suena como alternativa presidencial para la elección interna de la DC prevista para el próximo año, junto al del diputado Gabriel Ascencio.

También está en retiro del lote colorín pero por otras razones el ex-presidente de la Cámara Pablo Lorenzini, que con su vehemencia se ha hecho un espacio propio en la política nacional, en especial gracias al desaire que le hizo el Presidente Lagos, a raíz de sus críticas contra el ministro Etcheberry por el desplome del puente Loncomilla. Luego de que Lagos se lo saltó y no le dio la mano en un acto público, Adolfo Zaldívar, presidente en ese momento del PDC, debió aplicar su política de mano dura a su propio amigo y Lorenzini tuvo que renunciar a la Presidencia de la Cámara Baja. A partir de ese instante la amistad se enfrió y al año siguiente Lorenzini compitió por la Presidencia del PDC contra Soledad Alvear y Jaime Mulet, terminando por arrebatar parte de la votación colorina a quien asomaba como delfín de Zaldívar y consumando la separación.

Dentro de los demás personajes relevantes del mundo colorín destaca el diputado Jaime Mulet, quien aspira a lograr la senaduría de la III Región que le fue esquiva a Adolfo Zaldívar y ha asumido la vocería de los diputados colorines. Aunque Mulet fracasó en el intento de vencer a Soledad Alvear en la interna, ha logrado que la III Región tenga predominio colorín y ello será un factor a su favor cuando deba disputar su candidatura con la ministra Yasna Provoste, oriunda de Vallenar y también interesada en la III Región. Sin embargo, ahora su futuro depende de que pueda ir como candidato DC porque ha dicho que no renunciará a su partido aunque le cueste el cargo.

Asimismo, se suele adscribir a los colorines al diputado Gabriel Ascencio, proveniente del freismo, ex-Presidente de la Cámara y eventual candidato a senador por la Región de Los Lagos en seis años más. Para ello, sin embargo, deberá superar una próxima reelección como diputado, amenazada ahora por la decisión del alvearismo de no ceder cupos a los diputados rebeldes. Con un cómodo respaldo del 36% en la última ocasión y una popularidad que se mantiene desde su primer período iniciado en 1993, sus posibilidades no dependen enteramente de su partido. Ascencio, en todo caso, es un aliado circunstancial de los colorines. De hecho, dentro de los colorines creen que, de ser necesario, se puede convertir al alvearismo sin mayores complicaciones.

La gran parte de los parlamentarios reconocidos como colorines sólo admiten coincidencias puntuales con Adolfo Zaldívar y rechazan cualquier lealtad incondicional, por lo que -salvo Mulet y Sepúlveda- no están dispuestos a soportar excesivas presiones por una causa que no comparten en su totalidad, y menos si se trata de llevar adelante a Zaldívar como presidenciable. Algunos reconocen en privado que las opciones de Soledad Alvear, aunque no sólidas, tienen más base que las del colorín.

EN EL GOBIERNO

Cuando fue electa Michelle Bachelet como Presidenta de la República, la DC era conducida por Adolfo Zaldívar, por lo que a la hora de negociar los cargos la nueva mandataria quiso evitarse complicaciones y respetó la institucionalidad de cada partido. De ahí se logró la designación de Laura Albornoz como Ministra del Sernam; del derrotado candidato a diputado por Valparaíso Iván De la Maza, como Intendente de la V Región; del Presidente del Sistema de Empresas Públicas Patricio Rojas, ministro de Defensa con Aylwin; y del gobernador de Chacabuco Iván Torres, quien proviene de Indap, reconocido reducto controlado por los colorines.

Al comienzo, los colorines contaron también con el subsecretario de Carabineros Marcelo Ortiz, quien venía de dos intentos como postulante a la Cámara Baja y había sido secretario del propio Adolfo. Sin embargo, Ortiz debió renunciar en agosto, a cinco meses de haber asumido.

En total, son 518 personas las que han asumido cargos de gobierno gracias a la intercesión de los colorines, la gran mayoría de ellos en puestos intermedios y concentrados en instituciones dominadas por la DC, como Indap o Codelco. Aunque se trata en la mayoría de los casos de gente que entró bajo las presidencias de Eduardo Frei o Ricardo Lagos, estas personas están ahora pendientes de los próximos pasos de su líder porque sienten que sus pegas penden de un hilo.

El estilo político de los colorines es definido como “sectario” y “rudo” por sus contrincantes. Para sus partidarios, el trato es humano y cálido, dándose siempre que es posible el apoyo para un cargo o un contrato. Durante el período en que dirigieron el PDC, el alvearismo los acusaba de llevar una conducción "monocolora" y sus detractores siempre han sospechado que todas las decisiones de Adolfo Zaldívar tienen como único fin llevarlo a La Moneda. En su gestión, logró ubicar a muchos de sus partidarios en cargos remunerados, lo que junto a promesas laborales le sirvió para tener una presencia relevante en la Junta Nacional DC. Sin embargo, la lealtad de estas personas depende de la capacidad de Zaldívar para mantener el poder. Sin poder, no hay amistades.

En diversos momentos se le han supuesto entendimientos estratégicos: Con Eduardo Frei Ruiz-Tagle, con Jaime Ravinet, ahora último con Fernando Flores y en todo momento con la Alianza por Chile y en particular con Joaquín Lavín, pero el líder colorín sólo reconoce “coincidencias”.

EL FUTURO DE LOS REBELDES

Existe coincidencia entre los detractores de los colorines en que últimamente las decisiones de Adolfo Zaldívar están motivadas por las dificultades que tendría para su reelección como senador por Aysén frente al diputado PPD y díscolo René Alinco, que en las elecciones pasadas tuvo 13 mil votos, mientras Zaldívar logró el 2001 poco más de 11 mil. En el entorno colorín, sin embargo, niegan tal posibilidad, y aunque reconocen que la contienda será difícil, parecen creer sinceramente que es factible la reelección de su mentor, quizás pensando en que los pergaminos del colorín se impondrán a un obrero de la construcción, como es Alinco, y en que por ser este uno de los parlamentarios díscolos no tendrá un respaldo intenso del Gobierno, como sí lo tuvo el radical Anselmo Sule en la última elección.

Los detractores sacan cuenta además a partir del hecho de que Adolfo Zaldívar tiene 64 años, por lo que la siguiente sería su última oportunidad presidencial.

En cuanto a los diputados rebeldes, el pronóstico es variado. Sin duda se sintieron libres para actuar luego que el Tribunal Supremo del PDC reconoció la libertad de los parlamentarios para votar incluso contra órdenes de partido. En estos momentos, todos están por poner paños fríos y descomprimir el enfrentamiento con el alvearismo, apostando a estirar la situación hasta que se pierda la opción presidencial de Soledad Alvear y, así como la vida, las cosas se den vuelta y puedan recuperar el timbre y la campanilla de la DC.

Quizás por el afán de desdramatizar lo ocurrido, se empeñan en explicar que, si bien han votado contra el Gobierno un par de veces por el Transantiago, en los demás proyectos de ley se han alineado lealmente con el Ejecutivo, por lo que sería injusto acusarlos de haber abandonado la Concertación.

Dentro de los rebeldes, la más dañada es Alejandra Sepúlveda, quien ya se estaría quedando sin la Presidencia de la Cámara. Sin embargo, en la última elección fue la primera mayoría porcentual nacional, con poco más del 54% de los sanfernandinos, por lo que la DC arriesga el cupo si no la apoya nuevamente. En su caso, la tesis de los paños fríos puede tener validez porque sería difícil reemplazarla.

Eduardo Díaz Del Río, hijo del caudillo regional Eduardo Díaz Herrera, tiene en su padre una ventaja, pero le juegan en contra sus cambios partidarios: Partido del Sur, UDI, independiente pro-Concertación y DC, además de que en la última oportunidad fue arrastrado por el PPD Eugenio Tuma.

Carlos Olivares, diputado por el distrito 18 que antes representara Hernán Bosselin, ha sido opacado en sus triunfos por haber sido arrastrado por Guido Girardi hijo en dos oportunidades y Girardi padre en la última ocasión, por lo que sus expectativas de supervivencia política son menos optimistas.

Dentro de lo que se conoció como el Grupo de los 9, hay algunos que no votaron contra el Transantiago y no arriesgarían su cupo como candidatos. Entre estos, el caso más borroso es el de Pedro Araya, autor de la polémica indicación al proyecto del Presupuesto pero que no votó por acompañar al Ministro del Interior a la zona devastada por el terremoto de Tocopilla. No estaba tampoco en la sesión la diputada por Magallanes Carolina Goic, por encontrarse haciendo uso de su post-natal. Goic tiene buena evaluación y en su equipo precisan que no es colorina oficialmente, sino que sólo ha tenido algunas coincidencias con este grupo.

Dentro de los que no votaron contra el Transantiago está el diputado Jorge Sabag, hijo y heredero del senador Hosaín Sabag, cuya familia tiene suficiente poder en la zona cordillerana de la VIII Región como para no depender del alero DC, a pesar de lo cual están tomando distancia de los colorines, al igual que los diputados Sergio Ojeda y Mario Venegas, todos los cuales ya hicieron explícita su decisión de desvincularse de los colorines. Así las cosas, del Grupo de los 9, como en la canción de los perritos, van quedando seis o cinco.

Como si no fuera suficiente la amenaza de no llevar a los rebeldes como candidatos en las próximas elecciones, el senador chascón-alvearista Mariano Ruiz-Esquide presentó un proyecto de reforma constitucional que establece la pérdida del cargo parlamentario o edilicio de quienes salgan de los partidos por los que fueron electos, dejando en manos de sus colectividades la tarea de designar a sus reemplazantes.

Aunque Ruiz-Esquide argumentó que su iniciativa no tiene nombre ni apellido, es evidente de que de aprobarse el proyecto, los rebeldes no tendrán que esperar la próxima elección para perder sus cargos.

Labels: , , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home