QUE VEINTE AÑOS SÍ ES MUCHO
A diferencia de Carlos Gardel que aseguraba en “Volver” que veinte años no es nada, aunque reconocía tener canas acumuladas en ese tiempo, la verdad es que en estos tiempos modernos veinte años sí es muchísimo tiempo y ese lapso es el que gobernó la Concertación en Chile, pero lo que no comprendió es cuánto cambió el país durante dos décadas.
Cuando la Concertación llegó al poder, la Internet estaba en pañales, por ejemplo; los chilenos ganaban en promedio menos de la mitad de lo que ganan ahora; y la pobreza afectaba a más del doble de nuestros compatriotas.
Sin embargo, la Concertación mantuvo un discurso centrado en cosas que eran muy relevantes veinte años atrás y que hoy importan menos, por muy doloroso que resulte constatar que la democracia, los derechos humanos y la justicia social no reciben la misma valoración de hace veinte años, y eso es reflejo directo de los cambios vividos por la sociedad chilena.
Es importante constatar que esos mismos cambios han sido impulsados, de forma directa o indirecta por la propia Concertación, que no se dio cuenta que el Gobierno tiene una responsabilidad como formador de la conciencia cívica, rol que simplemente ni se intentó cumplir.
También es necesario destacar que, desde este punto de vista, la Derecha ha diseñado un discurso que responde a los anhelos más superficiales de la gente, pero que no responde en el largo plazo a una identidad nacional que, además, parece encontrarse en una intensa etapa de evolución, o involución si se prefiere.
La posibilidad de mantener o recuperar el Gobierno dependerá entonces de quien sepa comprender mejor la naturaleza de estos cambios, y en esa tarea sí que tienen poca utilidad las encuestas y se requerirá mucha intuición y una fuerte conexión con la gente.
Por lo pronto, los dos principales grupos políticos están excesivamente concentrados en sus propios afanes y no están prestando oídos a ese imprescindible diálogo con la ciudadanía. La Coalición por el Cambio se encuentra abocada a la instalación del Gobierno en condiciones difíciles pero que no se tendrán en cuenta al momento de evaluar su gestión en cuatro años más; mientras que la Concertación parece estar todavía mirándose el ombligo, pensando en cómo empezar a pensar para entender lo que le ocurrió. En estas condiciones, con Mundial de Fútbol de por medio, recién a fines de año la gente volverá a ser escuchada y el primero que lo haga -si alguien lo hace- tendrá parte de la carrera avanzada.
Cuando la Concertación llegó al poder, la Internet estaba en pañales, por ejemplo; los chilenos ganaban en promedio menos de la mitad de lo que ganan ahora; y la pobreza afectaba a más del doble de nuestros compatriotas.
Sin embargo, la Concertación mantuvo un discurso centrado en cosas que eran muy relevantes veinte años atrás y que hoy importan menos, por muy doloroso que resulte constatar que la democracia, los derechos humanos y la justicia social no reciben la misma valoración de hace veinte años, y eso es reflejo directo de los cambios vividos por la sociedad chilena.
Es importante constatar que esos mismos cambios han sido impulsados, de forma directa o indirecta por la propia Concertación, que no se dio cuenta que el Gobierno tiene una responsabilidad como formador de la conciencia cívica, rol que simplemente ni se intentó cumplir.
También es necesario destacar que, desde este punto de vista, la Derecha ha diseñado un discurso que responde a los anhelos más superficiales de la gente, pero que no responde en el largo plazo a una identidad nacional que, además, parece encontrarse en una intensa etapa de evolución, o involución si se prefiere.
La posibilidad de mantener o recuperar el Gobierno dependerá entonces de quien sepa comprender mejor la naturaleza de estos cambios, y en esa tarea sí que tienen poca utilidad las encuestas y se requerirá mucha intuición y una fuerte conexión con la gente.
Por lo pronto, los dos principales grupos políticos están excesivamente concentrados en sus propios afanes y no están prestando oídos a ese imprescindible diálogo con la ciudadanía. La Coalición por el Cambio se encuentra abocada a la instalación del Gobierno en condiciones difíciles pero que no se tendrán en cuenta al momento de evaluar su gestión en cuatro años más; mientras que la Concertación parece estar todavía mirándose el ombligo, pensando en cómo empezar a pensar para entender lo que le ocurrió. En estas condiciones, con Mundial de Fútbol de por medio, recién a fines de año la gente volverá a ser escuchada y el primero que lo haga -si alguien lo hace- tendrá parte de la carrera avanzada.
Labels: alianza, Andrés Rojo, Coalición por el Cambio, Concertación, política, Sebastián Piñera
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