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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Sunday, January 17, 2010

CAMBIOS EN LOS EQUIPOS


La forma en que Sebastián Piñera logró ganar la elección como Presidente de la República es lo mejor que le pudo haber ocurrido a la Concertación, pero es al mismo tiempo una señal de cambio de etapa frente a la que todos los actores políticos del país tienen que entregar una respuesta adecuada.

Para un pacto político y electoral que cumplía veinte años en el poder y que veía la división como una amenaza potencial, el hecho de perder por una cifra relativamente ajustada es señal de que, tomando las correcciones necesarias, puede volver al Gobierno. Es justo decir que no fue la Coalición por el Cambio la que ganó, sino que la Concertación fue la que perdió.

Desde la vereda del frente, para quienes llevaban veinte años tratando de tomar distancia de la dictadura y del general Pinochet, volver al Gobierno por la vía democrática es una oportunidad para demostrar con hechos que cada vez que criticaron la corrupción y la ineficiencia tenían razón y que sí pueden hacerlo mejor. Es la oportunidad también de demostrar la verdad de su vocación democrática y que ello implica valorar los aportes opositores desde el Gobierno.

Para quienes no forman parte de ninguno de los dos conglomerados, es la oportunidad también de romper el virtual empate en que se ha mantenido entrampada la nación desde hace tres elecciones presidenciales ya, y marcar una nueva mayoría que, a partir de la Concertación o de la Coalición por el cambio, pueda asegurar una mayoría sólida y eficiente.

Para quienes descreen de la política y de los políticos, esta es también una nueva oportunidad para intentar, por enésima vez, que su participación en la actividad pública se vea retribuida con resultados reales para sus puntos de vista.

Sin embargo, en donde estará puesta con más lógica la atención será en el proceso de renovación que pueda llevar adelante la Concertación, ya sea con su ordenamiento actual o bajo otra fórmula, ya que dependerá de eso la posibilidad de que la Derecha se mantenga en el poder.

Desde el punto de vista de la renovación, la que enfrenta mayores complicaciones es, paradójicamente, el pacto triunfador porque los mismos líderes que durante veinte años han tratado de alcanzar el Gobierno, ahora no tendrán razones para dar un paso al lado en beneficio de los dirigentes que no habían nacido siquiera a la vida política durante la dictadura. El problema que tuvo la Concertación para renovar sus liderazgos desaparece a partir de marzo para los derrotados y se instala en el sector de los triunfadores. De la forma en que la Derecha pueda gobernar y pensarse a sí misma al mismo tiempo, así como de la manera en que los demás actores se puedan instalar en un escenario en el que el polo de definición ya no será la dictadura o la democracia, dependerá el futuro del país y se determinará si el mandato de Piñera fue un paréntesis o una nueva realidad.

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