EL FANTASMA DE ABRIL
Habitualmente se plantea la llegada del mes de marzo como uno de los momentos más difíciles del año, atendiendo el mayor nivel de gastos por el ingreso de los escolares a clases, el pago de permisos de circulación y el duro retorno a la realidad después de las vacaciones.
Sin embargo, desde el punto de vista del conjunto del país es abril el mes más complicado porque en ese momento las personas ya superaron sus compromisos individuales y familiares, se han reencontrado con amigos, colegas y compañeros y ya han tenido la posibilidad de organizarse para preocuparse de solucionar sus problemas. Por eso, no es preocupante que una dirigente secundaria anuncie que las movilizaciones estudiantiles se van a reponer en marzo porque ello va a ocurrir recién en abril. Lo preocupante sería que las autoridades no tomen nota del aviso y tomen las medidas preventivas de modo oportuna, incluyendo por cierto el cumplimiento de los compromisos asumidos el año pasado que van a servir de excusa para que los secundarios protesten contra el Gobierno.
En abril además los partidos, las organizaciones sociales y especialmente los ciudadanos, que han sido alentados por un Gobierno que anunció que velaría por sus intereses, es cuando todos toman las posiciones que estiman necesarias para el resto del año. Así, en la Concertación se reanudará la competencia por tomar distancia del Gobierno en el caso de quienes creen improbable un quinto Presidente de la República de la Concertación, o por estrechar filas para quienes creen posible continuar con administraciones similares en el futuro. En la oposición, mientras tanto, se alinean para lograr que sea Sebastián Piñera o Pablo Longueira -o algún otro- el que recoja el liderazgo para competir con la Concertación porque es un hecho que la carrera presidencial ya comenzó.
El Gobierno, por su parte, tiene que aprovechar marzo para asegurarse la iniciativa en el debate político, luego de un año que se sintió lento; y las organizaciones sociales tienen que adelantarse para demandar un uso más intensivo de los excedentes del cobre antes de que el precio de los mercados internacionales siga bajando.
La ciudadanía, por su parte, tiene sus propios problemas, ajenos a los intereses de los políticos y si se convence tempranamente de que los tendrá que resolver por su propio esfuerzo tendrá mayores posibilidades de obtener resultados.
Por último, y a propósito de la desmesurada atención dada por la prensa a la puesta en funcionamiento del Transantiago, es urgente volver la atención a las regiones antes de que se enciendan conflictos que, hasta marzo, son prevenibles pero que, una vez que exploten, sólo agregarán mayores dificultades para unas autoridades que estarán forzadas a reaccionar a la fuerza de los hechos y no tendrán espacio para impulsar el Programa de Gobierno comprometido.
Sin embargo, desde el punto de vista del conjunto del país es abril el mes más complicado porque en ese momento las personas ya superaron sus compromisos individuales y familiares, se han reencontrado con amigos, colegas y compañeros y ya han tenido la posibilidad de organizarse para preocuparse de solucionar sus problemas. Por eso, no es preocupante que una dirigente secundaria anuncie que las movilizaciones estudiantiles se van a reponer en marzo porque ello va a ocurrir recién en abril. Lo preocupante sería que las autoridades no tomen nota del aviso y tomen las medidas preventivas de modo oportuna, incluyendo por cierto el cumplimiento de los compromisos asumidos el año pasado que van a servir de excusa para que los secundarios protesten contra el Gobierno.
En abril además los partidos, las organizaciones sociales y especialmente los ciudadanos, que han sido alentados por un Gobierno que anunció que velaría por sus intereses, es cuando todos toman las posiciones que estiman necesarias para el resto del año. Así, en la Concertación se reanudará la competencia por tomar distancia del Gobierno en el caso de quienes creen improbable un quinto Presidente de la República de la Concertación, o por estrechar filas para quienes creen posible continuar con administraciones similares en el futuro. En la oposición, mientras tanto, se alinean para lograr que sea Sebastián Piñera o Pablo Longueira -o algún otro- el que recoja el liderazgo para competir con la Concertación porque es un hecho que la carrera presidencial ya comenzó.
El Gobierno, por su parte, tiene que aprovechar marzo para asegurarse la iniciativa en el debate político, luego de un año que se sintió lento; y las organizaciones sociales tienen que adelantarse para demandar un uso más intensivo de los excedentes del cobre antes de que el precio de los mercados internacionales siga bajando.
La ciudadanía, por su parte, tiene sus propios problemas, ajenos a los intereses de los políticos y si se convence tempranamente de que los tendrá que resolver por su propio esfuerzo tendrá mayores posibilidades de obtener resultados.
Por último, y a propósito de la desmesurada atención dada por la prensa a la puesta en funcionamiento del Transantiago, es urgente volver la atención a las regiones antes de que se enciendan conflictos que, hasta marzo, son prevenibles pero que, una vez que exploten, sólo agregarán mayores dificultades para unas autoridades que estarán forzadas a reaccionar a la fuerza de los hechos y no tendrán espacio para impulsar el Programa de Gobierno comprometido.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home