LA CULPA NO ES DE LAGOS
Después de muchos esfuerzos, la Alianza por Chile ha logrado generar dudas respecto a la responsabilidad del ex-Presidente Ricardo Lagos en las situaciones de corrupción que ha venido conociendo la opinión pública, pero esa acusación es injusta porque las responsabilidades son individuales y aunque el superior de quienes hayan cometido acciones ilícitas, o al menos contrarias a la ética, tiene una responsabilidad política es un hecho que no es cómplice.
Es evidente, por lo demás, que las acusaciones contra Lagos están más inspiradas en afectar sus eventuales posibilidades electorales que en un real interés por esclarecer los hechos. Si fuera así, sería más lógico dirigir la atención a las actuales autoridades por los actos de corrupción que pueden ser investigados por la Justicia y sí pueden derivar en sanciones a los responsables.
De lo que se trata es de eliminar políticamente a una de las principales figuras de la Concertación, y para ello la Derecha ha contado con el apoyo de personeros de la propia Concertación, que también ven a Lagos como un peligro.
Resulta curioso, sin embargo, que se acuse a Ricardo Lagos de estos hechos de corrupción cuando sería más importante poner en cuestión su verdadera naturaleza como socialista, que sería un flanco en el que se le podría hacer aún más daño a la Concertación, porque pondría en duda la efectiva vocación progresista del conjunto de la coalición gobernante.
Sabido es que Lagos no hizo un gobierno revolucionario ni marxista, y que terminó su gestión con el aplauso de las principales organizaciones empresariales, y ese es un argumento que podría estremecer al electorado que cree sinceramente que la Concertación le asegura a los pobres y a los trabajadores mejores oportunidades de progreso que las que generaría un hipotético gobierno en manos de la Derecha.
Si incluso algunos demócrata cristianos han afirmado que los socialistas se encuentran a la derecha de la Falange es porque los contenidos doctrinarios de los partidos de la Concertación se han trastocado y viene a resultar más o menos lo mismo un Gobierno concertacionista o uno derechista porque, a fin de cuentas, ambos creen más en el chorreo del crecimiento económico como solución para la pobreza.
En ese escenario, resulta curioso que la Derecha trate de ganar posiciones descalificando a sus adversarios en vez de trata de explicar a la ciudadanía que el socialismo ya no es lo que era, del mismo modo que la Derecha tampoco es lo que era hasta hace un par de décadas, es decir, la expresión política del interés económico de la gran empresa que ve sus intereses mejore resguardados con la Concertación, y en ello nuevamente la culpa no es de Ricardo Lagos.
Es evidente, por lo demás, que las acusaciones contra Lagos están más inspiradas en afectar sus eventuales posibilidades electorales que en un real interés por esclarecer los hechos. Si fuera así, sería más lógico dirigir la atención a las actuales autoridades por los actos de corrupción que pueden ser investigados por la Justicia y sí pueden derivar en sanciones a los responsables.
De lo que se trata es de eliminar políticamente a una de las principales figuras de la Concertación, y para ello la Derecha ha contado con el apoyo de personeros de la propia Concertación, que también ven a Lagos como un peligro.
Resulta curioso, sin embargo, que se acuse a Ricardo Lagos de estos hechos de corrupción cuando sería más importante poner en cuestión su verdadera naturaleza como socialista, que sería un flanco en el que se le podría hacer aún más daño a la Concertación, porque pondría en duda la efectiva vocación progresista del conjunto de la coalición gobernante.
Sabido es que Lagos no hizo un gobierno revolucionario ni marxista, y que terminó su gestión con el aplauso de las principales organizaciones empresariales, y ese es un argumento que podría estremecer al electorado que cree sinceramente que la Concertación le asegura a los pobres y a los trabajadores mejores oportunidades de progreso que las que generaría un hipotético gobierno en manos de la Derecha.
Si incluso algunos demócrata cristianos han afirmado que los socialistas se encuentran a la derecha de la Falange es porque los contenidos doctrinarios de los partidos de la Concertación se han trastocado y viene a resultar más o menos lo mismo un Gobierno concertacionista o uno derechista porque, a fin de cuentas, ambos creen más en el chorreo del crecimiento económico como solución para la pobreza.
En ese escenario, resulta curioso que la Derecha trate de ganar posiciones descalificando a sus adversarios en vez de trata de explicar a la ciudadanía que el socialismo ya no es lo que era, del mismo modo que la Derecha tampoco es lo que era hasta hace un par de décadas, es decir, la expresión política del interés económico de la gran empresa que ve sus intereses mejore resguardados con la Concertación, y en ello nuevamente la culpa no es de Ricardo Lagos.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home