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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Monday, January 08, 2007

EL AÑO DE LOS CIUDADANOS

1973 fue el año de la crisis institucional, o como quiera llamársele: 1983 sería el año decisivo en la lucha contra Pinochet; pero 1988 fue finalmente el año del triunfo -o de la derrota- en el plebiscito; y 1989 el de la recuperación de la democracia. Cada etapa tiene su impronta, y el 2007 está llamado a ser el año de los ciudadanos, el momento en el que las personas deberán aprender a organizarse para hacer valer sus derechos y exigir soluciones a sus necesidades.

Este hito es consecuencia de todos los anteriores y si ocurre en los próximos doce meses tendrá que producirse a continuación porque es el siguiente paso previsible e inevitable en el proceso de maduración política de los chilenos.

Primero, se tomó conciencia de la dignidad de los derechos políticos; ello permitió valorar la democracia, luego se ejerció la soberanía a través de la recuperación de la democracia, y lo que viene es el perfeccionamiento del sistema democrático con personas que no quieren esperar que la autoridad responda a sus expectativas y están dispuestas a obviar la delegación del poder que se produce en cada elección para asumir por si mismas la acción necesaria para encontrar las soluciones que esperan.

Normalmente, deberían ser los dirigentes políticos y los partidos los que encauzan las demandas ciudadanas, pero cuando los políticos están ocupados en solucionar sus propios problemas y se olvidan de que se deben a sus electores, son estos entonces los que deciden saltarse a sus representantes y tienen que resolver la mejor forma de solucionar sus problemas, aunque deban ir en contra de las autoridades.

Este es, sin duda, un proceso complejo, que requiere aunar miles de voluntades individuales en organizaciones nuevas y formadas exclusivamente para responder a situaciones puntuales, y por lo tanto está más cercano al fracaso que al éxito, pero en la medida en que los políticos no satisfagan las expectativas del pueblo la presión social por construir un sistema de soluciones, incluso alternativo al sistema político tradicional y formal, seguirá intensificándose hasta que se alcance el éxito.

Este es el momento en el que el triunfo electoral está reservado para los dirigentes que comprendan que el rol de los políticos no es actuar en base a recetas mágicas, dirigiendo desde la cúpula y las alturas desde la que no es posible el contacto con la realidad, sino reconocer lo que quiere y espera la gente y responder a esas expectativas, acompañando a los ciudadanos que serán los que dirigirán sin mesianismos los movimientos necesarios para construir una sociedad efectivamente más justa.

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