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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Friday, May 04, 2007

FORMAS Y FONDOS

El ex-presidente Ricardo Lagos, luego de semanas de críticas por su silencio respecto a sus eventuales responsabilidades al menos políticas en los diversos problemas que enfrenta la actual administración por iniciativas originadas durante su mandato, salió finalmente al ruedo acusando las críticas como aprovechamiento político y pidiendo más respeto por la institución que es la Presidencia de la República.

Esta aparición tiene dos errores que es conveniente apuntar. El primero -que puede parecer menor pero que debería resultar molesto a la mitad de los chilenos- es el afán ligeramente machista de proteger a la Presidenta Bachelet, como si ella no pudiera defenderse sola. Si no puede o no quiere hacerlo es una señal de falta de liderazgo a la que no ayuda la intervención de Lagos.

Sin embargo, el segundo error es claramente más grave porque Lagos, al pedir respeto por la institución de la Presidencia de la República, está privilegiando la forma al fondo. Es evidente que hay que respetar al ciudadano que ostenta el cargo de Presidente y que no se le puede “mandar a la punta del cerro”, del mismo que no se debe hacer con ninguna otra persona, pero el primer llamado a respetar la institución es el ciudadano que ha sido honrado por los electores para ejercer el cargo de Presidente, y no cumplir eficazmente con las responsabilidades del puesto durante el tiempo que se ostenta o después de haberlo ostentado puede ser considerado también una falta de respeto.

Las instituciones republicanas son importantes, pero más importante aún es que la República cumpla los méritos que debe tener para ser un modelo de ordenamiento político legítimo para todos los ciudadanos. Si el haber sido Presidente permite eludir las críticas y acusaciones, no se está honrando el cargo sino valiéndose del mismo para asumir una posición de privilegio frente a los demás compatriotas.

Del mismo modo, tampoco se protege la República cuando, como contraparte a los que intentan salvarse de la crítica, sólo se critica sin respeto a ciertas formalidades, asumiendo que la gente le interesa exclusivamente el fondo de las cosas sin tomar en cuenta otras consideraciones como el prestigio de las personas. Las autoridades tienen un aura de protección frente a las acusaciones, y por ello cuando se les reprochan sus eventuales faltas debe tratarse de asuntos serios, con una base mínima de veracidad y comprobables. Como en el cuento de Pedrito y el lobo, las alarmas sólo se deben activar cuando son ciertas porque el abuso termina desprestigiando al acusador más que al acusado. Y entre las formas y el fondo debe haber un equilibrio, y son los actores de la política los encargados de alcanzar el punto de balance.

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