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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Tuesday, October 17, 2006

RENCORES EN EL DÍA DESPUÉS

Ocurrió finalmente lo único posible. Atenazada entre las presiones resultantes de las dos almas de la Concertación, la Presidenta Bachelet optó ante la elección del país miembro del Consejo de Seguridad de la ONU por la única alternativa: No tomar posición, evitando ser acusada de revolucionaria y marxista por apoyar la postulación de Venezuela, o de entreguista por estar con Guatemala, respaldada por Estados Unidos, desdiciéndose incluso de su propia prevención de que Chile no guardaría neutralidad.

Bajo la argucia de que la abstención es una forma de comprometer a las demás naciones en la búsqueda de un consenso, que es en realidad una manera de eludir la responsabilidad por la indefinición, lo que se ha hecho en definitiva es descomprimir las tensiones que se estaban produciendo al interior del pacto de Gobierno.

Durante el Gobierno de Ricardo Lagos, cada vez que hubo una discrepancia el entonces Presidente tomó la decisión que favorecía a la Democracia Cristiana, en el intento de evitar que las amenazas de los dirigentes de salirse de la Concertación se cumplieran, y en esta oportunidad parece imperar la misma lógica, con la diferencia de que el grado de compromiso de lo que se llaman las fuerzas progresistas dentro de la Concertación es menor que en oportunidades anteriores y ha habido en este episodio incluso amenazas nada veladas en respuestas a las amenazas demócrata cristianas.

Así las cosas, no sería raro que en lugar de ser la DC la que se salga de la Concertación sean sus actuales partidos aliados los que la emplacen a dar el paso, porque en definitiva la política es como un juego de póquer en el que la DC ha podido blufear hasta ahora, pero siempre se expone a que se le pague la apuesta para que muestre sus cartas.

La astucia del jugador se agota con el abuso de la misma estrategia partida tras partida, y los tics nerviosos que delatan la audacia de la mano ganadora empiezan a ser aprendidos por los rivales. La DC está forzando la paciencia de socios que en cada elección empiezan a pensar que los votos demócrata cristianos no son de propiedad del partido sino de la Concertación y que, a fin de cuentas, aunque si la DC se fuera con la Alianza por Chile en pleno, ya no tiene el mismo peso político de antaño y puede no ser decisiva para definir una elección. Aunque la posibilidad de que aún tenga esa capacidad pueda animar decisiones como la adoptada por la Presidenta respecto al Consejo de Seguridad de la ONU, quienes sostienen que se deben hacer gestos para la DC en los momentos de controversia van perdiendo argumentos, en la misma medida que la Falange no logre recuperar su caudal electoral histórico y apenas esté conteniendo la caída del apoyo popular.

Una vez que el bloque PS-PPD-PRSD considere que la DC no es imprescindible, van a ser los primeros en pedirle que se salga de la Concertación para poder gobernar con la tranquilidad que creen que les corresponde.

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