EL EXTRAÑO CASO DE LA DIPUTADA RUBILAR

Como en una novela policial clásica, la situación desatada por las denuncias fallidas de la diputada RN Karla Rubilar sobre falsos detenidos desaparecidos ha generado en un escenario en el que todo apunta en su contra como única culpable y responsable del bochorno. Cherchez la femme, es el lema de estos días y la femme es Karla Rubilar.

Sin embargo, llama la atención cuando toda la clase política, menos los afectados, piden la cabeza de quien, a juicio de algunos, cometió un error, y que en opinión de otros, actuó deliberadamente de mala fe. Lo sospechoso es que, junto con este hecho, estaba por surgir a la luz pública un acuerdo transversal de parlamentarios que apuntaba a permitir una solución definitiva al tema de los derechos humanos, tanto desde el punto de vista de determinar en todo lo posible el destino de los desaparecidos y ejecutados por la dictadura como resolver los interminables juicios a los militares.

Pero esta iniciativa quedó empantanada con la situación causada por Karla Rubilar. Ella explica que actuó de buena fe y que fue el Gobierno el que filtró los nombres de las personas que no serían detenidos-desaparecidos. Si fuera así, ¿se podría suponer que el Gobierno intentó entrampar el proyecto de diputados de la Alianza y de la Concertación? Si la diputada Rubilar sabía que se presentaría un proyecto sobre derechos humanos apoyado por moros y cristianos ¿habría arriesgado su protagonismo por una denuncia sin fundamentos?

¿Era demasiado que la Alianza pudiera hacer algún aporte a la resolución del drama de las violaciones a los derechos humanos? ¿Cómo se entiende que Karla Rubilar sea respaldada por su partido y que la UDI se sume a la Concertación en las presiones para que renuncie?

En Facebook hay quince grupos controvirtiendo sobre el tema, la mayoría en contra de Karla Rubilar, incluyendo uno que la pinta con dientes de vampiro y cachos de diablo, otro que pone en duda su moral sexual y otro que pide que se dedique sólo a cuidar a su hija. ¿No será una forma de femicidio como la que reclamó en su momento la propia Presidenta de la República? ¿Por qué en este caso la parlamentaria no recibe el apoyo de su género o es que el feminismo no se aplica cuando se trata de alguien de Derecha?

En todo esto hay cabos sueltos que no se solucionan con las peticiones universales de sacar a la diputada Rubilar de la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos, que por primera vez presidía una representante de la Alianza.

Lo único que resulta claro es que el tema de los derechos humanos es aún doloroso para muchas personas, pero que son muchas más las que tratan de rentar políticamente a partir de ese dolor.