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Location: Quilpué, Valparaíso, Chile

Soy periodista y comentarista político.

Sunday, December 09, 2012

Cuando se unen la política y la economía

A propósito de la decisión de la autoridad regional de Atacama en orden a permitir la reapertura de la planta faenadota de cerdos de Agrosuper en Freirina, luego que hace no mucho tiempo se había ordenado su clausura por serios daños al medio ambiente, se ha comenzado a divulgar una campaña en las redes sociales para que las personas dejen de comprar los productos de esta empresa, incluyendo las marcas Superpollo, Supercerdo, La Crianza, Sopraval y Supersalmón.


Sin duda las imágenes de los vecinos enfrentándose a la policía agrega más dramatismo a esta iniciativa.

¿Es legítimo llamar a boicotear a una empresa? Por supuesto que lo es, y no sólo es legítimo sino que, además, es recomendable porque se trata de la participación ciudadana en un asunto de interés político pero expresado en el ámbito económico.

La unión de la política y la economía no está reservada exclusivamente para los supuestos planes de dominación mundial o de una clase sobre el resto de la sociedad que, sumados a intentos de evasión tributaria u otras formas de eludir su responsabilidad, han ido minando el prestigio de algunas empresas. También puede ser utilizada en el sentido inverso, y aunque una causa pueda parecer más simpática que la otra hay que decir que, sea cual sea el uso que se le de a los derechos políticos y económicos, en todos los casos se trata de algo legítimo.

Durante mucho tiempo se pregonó la libertad económica en tiempos que se negaba la libertad política, pero ya a estas alturas parecen haberse igualado las libertades en ambos campos y lo que puede ser el próximo paso es que la acción política se exprese en el ámbito de lo económico.

Nadie puede negar el derecho al emprendimiento como tampoco se puede negar el derecho a elección del consumidor y es cosa de sumar dos más dos que se de el siguiente paso, que no es otro que los intereses del ciudadano sean los que orienten las conductas del consumidor, del mismo modo que el empresario debe ir comprendiendo que sus decisiones tienen un componente político.

En este sentido, es posible que la reapertura de la planta de Freirina sea técnicamente correcta e incluso aconsejable, pero no es políticamente apropiada, aunque parte de los propios habitantes de Freirina se puedan ver beneficiados por la fuente de empleo que representa. Cuando se unen la política y la economía, es inevitable que las decisiones se hagan más complejas pero eso es ineludible porque es una etapa propia de la evolución de la democracia.