CONCERTACIÓN PROGRESISTA
Con el fin de llevar agua a su molino, el senador PPD Guido Girardi lanzó una propuesta para realizar un plebiscito informal a lo largo de todo el país, con el fin de lograr apoyo ciudadano a los temas de la agenda progresista que le interesan particularmente: La distribución de la píldora del día después en colegios, la unión civil entre homosexuales, la definición de temas medioambientales y diversas causales para autorizar el aborto.
Esta propuesta tiene también como objetivo evitar que el Programa de Gobierno de Eduardo Frei sea definido por los partidos políticos o por su comando, trasladando la discusión a la gente.
Si Girardi logra motivar la participación de un número importante de personas, resulta evidente que generará una presión objetiva para modificar la línea política de la Concertación, pero también es probable -a la luz de las decisiones oficialistas de los últimos años- que su esfuerzo sea simplemente ignorado y se mantenga una postura que, en lo esencial, parece ratificar lo que se ha venido haciendo en las últimas cuatro administraciones, es decir administrar el modelo de mercado con el acento puesto en el modelo de la protección social y que sea el Estado el que promueva -o inhiba- los avances en los temas propios de la vida privada de las personas.
Al margen de lo que resulte, esta es una apuesta interesante porque apunta a dotar a la Concertación con un sello de progresista, lo que equivale a afirmar que en la actualidad no tiene tal condición.
También revela la inquietud por disputar ese título a la candidatura de Enríquez-Ominami que, sin la presencia de la DC en su campaña, no tiene limitaciones para hacer propuestas más radicales de lo que pueda hacer la Concertación; y es a la vez una declaración de intenciones de Girardi, en especial tras su decisión de apoyar la candidatura senatorial de Carlos Ominami, en cuanto a que no tendría interés en permanecer en un pacto de Gobierno que no tenga el propósito de avanzar en los temas que le interesan.
Si el parlamentario PPD, en proceso de sumarse a los díscolos, logra motivar a la ciudadanía, el peso de la responsabilidad recaerá sobre Frei, en orden a evitar que el electorado progresista -cuyo peso político no es conocido con exactitud, pero no por ello deja de ser decisivo en una campaña estrecha como la que anticipa- tenga la excusa perfecta para retirarle su apoyo y optar por la candidatura de Marco Enríquez-Ominami. Por ello, el paso de Girardi es más relevante que las salidas de Adolfo Zaldívar o de Fernando Flores de la Concertación, y si prospera lo devuelve al espacio del protagonismo.
Esta propuesta tiene también como objetivo evitar que el Programa de Gobierno de Eduardo Frei sea definido por los partidos políticos o por su comando, trasladando la discusión a la gente.
Si Girardi logra motivar la participación de un número importante de personas, resulta evidente que generará una presión objetiva para modificar la línea política de la Concertación, pero también es probable -a la luz de las decisiones oficialistas de los últimos años- que su esfuerzo sea simplemente ignorado y se mantenga una postura que, en lo esencial, parece ratificar lo que se ha venido haciendo en las últimas cuatro administraciones, es decir administrar el modelo de mercado con el acento puesto en el modelo de la protección social y que sea el Estado el que promueva -o inhiba- los avances en los temas propios de la vida privada de las personas.
Al margen de lo que resulte, esta es una apuesta interesante porque apunta a dotar a la Concertación con un sello de progresista, lo que equivale a afirmar que en la actualidad no tiene tal condición.
También revela la inquietud por disputar ese título a la candidatura de Enríquez-Ominami que, sin la presencia de la DC en su campaña, no tiene limitaciones para hacer propuestas más radicales de lo que pueda hacer la Concertación; y es a la vez una declaración de intenciones de Girardi, en especial tras su decisión de apoyar la candidatura senatorial de Carlos Ominami, en cuanto a que no tendría interés en permanecer en un pacto de Gobierno que no tenga el propósito de avanzar en los temas que le interesan.
Si el parlamentario PPD, en proceso de sumarse a los díscolos, logra motivar a la ciudadanía, el peso de la responsabilidad recaerá sobre Frei, en orden a evitar que el electorado progresista -cuyo peso político no es conocido con exactitud, pero no por ello deja de ser decisivo en una campaña estrecha como la que anticipa- tenga la excusa perfecta para retirarle su apoyo y optar por la candidatura de Marco Enríquez-Ominami. Por ello, el paso de Girardi es más relevante que las salidas de Adolfo Zaldívar o de Fernando Flores de la Concertación, y si prospera lo devuelve al espacio del protagonismo.
Labels: Andrés Rojo, Concertación, eduardo frei, Guido Girardi, Marco Enriquez-Ominami
1 Comments:
Andrés, tu lo dices al final de la columna. Lo único que busca Girardi es una plataforma que le devuelva el protagonismo. Esta llevando a la Concertación hasta el límite, seguramente quiere que lo expulsen y mostrarse víctima ante la intolerancia y líder del progresismo.
Su historial político no hace mas que generarme dudas de cada uno de sus pasos.
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